Vamos a intentar explicar qué es un “Banco
malo” ahora que se están sacando de la chistera este viejo invento para
clarificar la banca española.
Llamemos
“Bancos enfermos” a los bancos y cajas de ahorros actuales. “Banco malo” a una
empresa nueva que ahora veremos para qué se crea y que copia un sistema que
lleva años empleándose para secciones de empresas y para bancos con problemas
en Europa. Y llamamos “Bancos cabreados” a los bancos europeos y americanos a
los que los bancos españoles les deben dinero pero que se empiezan a mosquear
por no estar seguros de que podrán cobrar.
Los “bancos
enfermos” españoles están muy bien de salud si vemos su contabilidad. Tienen
incluso beneficios. Tantos que hasta se los reparten, más hasta hace un año que
ahora. Si analizamos su contabilidad, sus libros contables, tal y como lo hace
una auditoría simple y sin rascar, vemos que los “bancos enfermos” españoles
están sanísimos. Pero si les hacemos una radiografía y un análisis de sangre
observamos que su enfermedad es casi terminal.
Los españoles
hemos ido poniendo en sus oficinas nuestros ahorros, pensando que ellos los
guardaban en unas cajas fuerte muy seguras. Pero lo que han hecho, como es
lógico además, es prestarlo a personas que iban a pedirlo. Eran personas,
aunque a veces decían que iban en nombre de empresas. Y les atendían personas,
aunque se creían que estaban respondiendo en nombre de los bancos.
Nuestro
dinero pues, ya no está en las cajas fuertes, que están casi vacías, están en
manos de esos señores que fueron a pedir prestado una pasta gansa para hacer
viviendas o para comprar acciones de empresas o para crecer en empresas que
ahora han tenido que cerrar o reducir de tamaño.
Los “bancos
enfermos” siguen apuntado en sus libros de contabilidad que “Fulanito de tal”
le debe al banco 100.000 euros más los intereses y que el banco tiene en
depósito 100.000 euros de varios vecinos de la calle, con lo que en su
contabilidad el banco enfermo dice y asegura que tiene como beneficio el
interés que le cobra a “Fulanito de tal”, tras cuadrar las cuentas entre lo que
tiene como activo que es una deuda y lo que debe a los vecinos que son los
depósitos que estos les dejaron.
Pero
“Fulanito de tal” o no existe pues ha cerrado, o no puede pagar la hipoteca
pues no tiene los mismos ingresos, o es una inmobiliaria que está llena de
ladrillo que no logra vender a ningún precio. Y le dice al banco que le cambia
sus 100.000 euros más los intereses que le debe, por un piso de esos que no
vende. El banco enfermo sabía que esto podría pasar, pero no intuía que le
fuera a suceder muchas veces cada mes. Tantas, que tiene que tragar sin
solución, pues prestó sin los suficientes controles.
El Gobierno
sabía en el año 2007 que si al final esta crisis sigue así unos cuantos años y
los precios entraban en deflación, como ha pasado con la vivienda, la situación
sería terrible. Estamos ya en el años 2012 y hay que poner solución.
La vivienda en
España ya no vale lo mismo que en el año 2007, dicen que un 30% menos tras la
crisis. Pero lo grave no es lo que ha bajado, lo serio es que nadie sabe cuanto
tendrá que bajar más. En Japón ha bajado en sus años de crisis un 80%. En estos
mismos cinco años, en Irlanda ha bajado un 49% el precio de su vivienda.
Los bancos
pues no pueden soportar estos precios de la vivienda sin hundirse, es decir sin
poder devolver a sus clientes depositantes lo que ellos mismos les dejaron
apuntados en sus libretas de ahorros. Y tiene que intervenir el Gobierno.
Y puede
hacerlo de dos maneras.
Una: dejando
que los bancos se vayan hundiendo al no poder asegurar la devolución de sus
depósitos y garantizar el Gobierno los ahorros con un Fondo de Garantía de
Depósito.
Dos: creando
un “banco malo” que se quede con toda la basura que tienen en sus
contabilidades los “bancos enfermos”.
En ambos
casos el coste de estas operaciones lo tendremos que asumir entre todos los
españoles. Se diga como se diga y lo pintemos de verde botella o de rosa palo.
Si empleamos
el sistema 1 los bancos cerrarán, algo que pondría de buen humor a mucha gente
progresista. Pero los pisos bajarían tanto (si, digo tanto, como algo negativo)
que todo el sistema se revolvería excesivamente. Y además peligrarían los
ahorros de los últimos bancos que quebraran, pues no hay dinero para todos los
problemas. Recordemos que nosotros no podemos imprimir.
Si empleamos
el sistema 2 los bancos se lavan las manos, siguen como si nada hubiera pasado,
se van de cena con champan (los banqueros no toman cava) a costa de un grave
problema resuelto por el Gobierno, es decir por todos nosotros. Pero el precio
de la vivienda bajará con arreglo a lo que este nuevo “banco malo” intente
sujetar y sobre todo a una velocidad controlada.
Tendremos,
eso si, que pagar ente todos la diferencia entre el precio al que compra el
“Banco malo” estos activos a los “Bancos enfermos” y al precio que luego se
puedan vender en el mercado. Y los bancos enfermos tendrán que soportar en sus
contabilidades (para eso están guardando parte de sus beneficios actuales) la
diferencia entre esos 100.000 euros que tenían apuntado como activos aunque
sabían que nunca los iban a cobrar y lo que ahora les va a pagar el “Banco
malo” por esos activos y hacerles el favor de quitárselos de las manos
contables.
Simplifiquemos
con el piso de los 100.000 euros.
El “Banco
enfermo” prestó 100.000 euros, sabe que no los va a cobrar. Ahora le vende la
hipoteca o el embargo al “Banco malo” por (por ejemplo) 65.000 euros. Es decir
el banco enfermo ya ha perdido 35.000 euros. Pero el “Banco malo” que paga
65.000 euros por comprar “eso” realmente no sabe a qué precio lo podrá vender.
Intentará venderlo lo más caro posible, para perder lo menos posible, pero en
estos momentos no tiene ni idea. Recordar que en Japón han bajado un 80% o en
Irlanda un 49%. Si el “Banco malo” compra a 65.000 está creyéndose que la
vivienda solo perderá un 35%, precio que ya ha perdido, y que a partir de ahora
no bajará más de precio. Imposible. Realmente sabe que la vivienda tendrá que
bajar más, posiblemente más del 50% a poco que el empleo no se recupere ni en
2013 ni en 2014. Y que esas pérdidas les asumirán a partes iguales los bancos
enfermos y el banco malo.
¿Hay otra
solución?, pues dejar que todo pete, es decir, que dejemos de pagar a los que
realmente han prestado dinero a los bancos enfermos cuando estos vieron el
panorama tan crudo. Es decir, no pagar a los bancos alemanes. Pero en el primer
momento en que no paguemos el primer euro a los bancos alemanes, dejarán de
prestarnos “ni un euro más”. Y todos seguimos viviendo del crédito.
Cuando
Valencia, Cataluña o Murcia piden socorro al Estado, está diciendo, señores, no
tengo para pagar, qué hacemos. O me prestáis algo (más) o dejo de pagar a la policía,
a los jueces, a los médicos, a los jubilados, a… Necesitamos seguir viviendo de
crédito hasta que nos recuperemos de la depresión.
Desde IU escucho
algunas ideas también lógicas, de que con esa bolsa de viviendas (y otras
basuras de diferente calado y forma especulativa) que adquiere a un precio por
determinar el “banco malo”, se debería hacer una gran bolsa de vivienda social
de alquiler, para que todos tuviéramos garantizada una vivienda. Es una idea
bonita. Útil incluso, diría. Que incluso acercándome más, idea que yo debería
defender por mi posición política. Pero lo siento, no puedo.
Vamos a
entender un poco más todo esto. Quien compra es el “Banco malo” para salvarle
el culo a los “Bancos enfermos”. El “Banco malo” somos todos nosotros, el
Estado, con su dinero o con la nueva deuda que está adquiriendo con Europa y
que hay que pagar. Ojo, que no nos están rescatando, que es mentira, que lo que
si acaso nos hacen es prestarnos MÁS dinero, para tener más deuda y con más
garantías de pago.
Todos
nosotros seremos los dueños de ese “Banco malo” aunque no nos lo digan. Si no
le sacamos un precio bueno a esto que compramos entre todos, lo tendremos que
pagar de otra manera. Es decir, si nos dedicamos a alquilarlo, a venderlo a
pesetica el cacho, a decir que es una mierda y que no merece la pena comprar
mientras no baje a 5.000 euros la vivienda, los que saldremos pringados seremos
todos. Somos dueños de miles de viviendas, de millones incluso, pero a cambio
no podemos ir a cenar a ellas, ni a retozar en sus piscinas. Simplemente las
debemos. Somos dueños (todos) de la deuda. ¿Quién dijo que esta crisis era una
broma?, no le creáis. Tampoco al agorero que os diga que no hay solución. Pero
no será sencilla ni rápida.
Desearía conocer vusstra opinión sobre este asunto, para que también la conozcan tod@s l@s lector@s, si la compartes. Gracias.