11.8.12

Vuelve septiembre; un aviso para los que tienen que empezar año

Entra el aire nuevo por mi ventana, hemos recuperado el verano soportable. Igual mañana me voy de parques a seguir pensando que el otoño volverá a joderme las ganas de comerme el mundo.

Recuerdo que cuando era útil (ahora soy casi inútil), cuando mandaba y me obedecían (malos tiempos que no recomiendo) planteaba septiembre como el inicio del año, comenzaba el curso productivo, las nuevas ideas, las malas decisiones, los nulos objetivos o las inversiones que había que analizar con sumo cuidado. Septiembre era mi inicio, pero se empezaba a preparar en agosto, cuando el tiempo libre mental era más tranquilo.

Hoy soy libre (tamaña decisión estoy seguro, que algún día me pasará factura, pues es un lujo excesivo) y eso me resta septiembre pues puedo empezar el año cuando me da la real gana, o nunca. Ya no pienso en septiembre como el inicio de nada, excepto para mantener mi vitalidad intacta, para seguir creyéndome útil. Por eso mismo me resulta maravilloso participar en acciones políticas que también se frenan en agosto y reviven con nuevos brotes en septiembre. Es volver a creerse necesario, aunque sepamos que es falso.

Pienso ahora en el renacer de septiembre aunque sea mentira, en la necesidad real de que debemos pelear para reconstruir, para levantar nuevos caminos, novedosos edificios. Tal vez mi trabajo ahora sea convencer que existe septiembre, que siempre es posible volver a renacer, iniciar nuevas decisiones, nuevas metas. Ya no sirvo para construir nuevas empresas, no pasa nada por ello pues demostré que era un inútil, pero tal vez si para animar a que otros lo intenten engañándoles de que la ilusión todavía sirve de mucho. Igual me creen.