Está de moda
lo “vintage”, lo antiguo pero sin pasarse, lo de nuestros padres (o lo de
nuestra juventud, depende de la edad), lo que estamos creyendo que era mejor y
más guapo. Pero eso si, sin dejar el móvil en una mano y el iPad en la otra. Sin
olvidarnos de contar todo en Facebook o Twitter no vaya a olvidársenos quienes
creemos que somos.
Diríamos que
“vintage” sería como “lo retro”, lo clasicote, lo de los años 60/70 e incluso
80. Qué maravilla los 80 ¿verdad?
Pero algo de
verdad si que se esconde detrás de esta nueva moda. El gusto por la
exclusividad y no que ahora vistes igual en Barcelona, en NY o en Shangai, pues
todos compramos en Zara o en Mango, en tiendas iguales con productos fabricados
en las mismas tiendas chinas. El deseo de que las cosas duren más y se les coja
“cariño”. La sensación de exclusividad y de lo importante en lo que se posee.
Que aquello “vintage” estaba mejor hecho y acabado, con independencia de la
moda. Que los materiales hoy vuelvan a ser importantes en todo producto.
Es decir,
recuperar parte de lo perdido, en un camino en el que creíamos que estábamos
conquistando todo. Y no alcanzábamos nada, todo era falso.
No hay que
volver a los pantalones de campaña, aunque algunos pantalones de pitillo estaban
muy bien. La minifalda depende más del gusto en llevarlo de la señora que de lo
delgadísimas que estén sus piernas. Los complementos son importantes y además
de originales deben ser personales. Hay que volver a ser feliz por que sí.
Puñetas, que ser feliz es mucho mejor que ser un muermo. Y usar iPad, Samsung o
compresas con alitas para volar en busca de tu libertad, pero siéntete a gusto
con lo que lleves, que a veces no es tan caro; y no caigas en la compra “toda
igual” pensando que no hay alternativas.
¿Qué tal el
papel pintado bien elegido en una sola pared? ¿qué tal una copa de buen
zurracapote con unas tapas de las que se hacen hoy? ¿y un bocadillo de
calamares con salsa brava, mientras tomas una cerveza de malta?
Efectivamente,
se trata de recuperar lo bueno de ayer y mezclarlo con lo bueno de hoy. Yo
también quiero recuperar los años 70, si, correr delante de los grises y reírme
por que no me pillan.
Pero…, no
sé…, igual me canso y ahora me cogen y me ahostian por ayer y por hoy. Si, soy
como un colchón viejo al que le sobran polvos y le faltan muelles que no se le
hundan en la espalda.
Pero me
encanta ser viejo, qué puñetas.