La comunicación
no es el fuerte del Partido Popular en esta legislatura de Mariano, qué le
vamos hacer. Da más temor cuando sale a dar la cara que cuando se esconde, pues
los errores son continuos y no los vamos a enumerar. Pero en serio, salir para
no decir nada, para darle vueltas a lo mismo, para no sorprender, es malo, es
negativo.
Hay que salir
para tranquilizar, para hacer pedagogía o para sorprender con las medidas. Pero
nunca para hacer fintas con las respuestas, para tratarnos como a niños, para
no responder cuando la preguntas aprietan. Y menos para dejar en el olvido lo
que a los 45 minutos hay que decir deprisa y corriendo, como los 102.000
millones de recortes añadidos para 2013 y 2014. Mal; pero no te preocupes mucho
Mariano, ya nos vamos acostumbrando.
Suenan
técnicos para sustituir a Mariano, suena Pizarro por poner sobre la mesa uno que
no está muy quemado. Hay más. Suenan políticos populares, con el inimaginable
Aznar a la cabeza. Digo inimaginable por ser un político áspero y duro, que
nadie sabría bien hacia donde llegaría a tirar del carro. Pero al menos
reconozcámosle capacidad para gobernar aunque no nos guste ni un pelo.
Estamos en
guerra, económica pero guerra. Y para las guerras se necesitan líderes con
capacidad y cintura. Capacidad para romper la mesa de un puñetazo y cintura
para a la vez de romper la mesa, sonreír
y convencer de que no hemos hecho casi ruido. Un líder es quien tiene detrás a
una sociedad. Lo de menos incluso es si tiene razón o razones. Si resulta
creíble a su sociedad, si le apoyan todos (o muchos más que ahora) y si produce
tranquilidad mezclada con temor, se es líder.
Pero si se
toman al dirigente como chirigota por parte de los enemigos de los mercados, si
se demuestra que eres una buena persona pero poco más, si no sabes cagarte en
todo lo que se menea sin despeinarte, si no eres capaz de formar a tu alrededor
un nutrido grupo de coroneles, no eres líder aunque sean una buenísima persona.
Tú mismo, Mariano.