Aprovechando
la fiesta de la Asunción, algunos alcaldes y políticos aprovecharon el día festivo
para pedirle a la Virgen que nos resuelva esto de la crisis. Vamos, como si no
tuviera otra cosa que hacer la Virgen que estar escuchando a los políticos del
PP por mucho del Opus Dei que sean.
Yo, con
perdón, me lo haría mirar. No está la situación como para solicitar nada a la
Virgen, en serio. Más que nada para no despertarla con peticiones cuya culpa es
nuestra, no vaya a ser que se cabree y nos corra a gorrazos a todos, por imbéciles
y jetas.
Pero lo grave
de todo esto es que profesionales de la gestión tengan que acudir a la Virgen a
solicitar ayuda como se solicita que llueva en las sequías, demostrando que
ellos solos no son capaces. Mirar, chatos y chatas, si se trata de ser
políticos con cargo para al final tener que pedir ayuda a la Virgen, elegiríamos
de Presidentes y Alcaldes a Obispos o coadjutores, que tienen más cercanía con
el Cielo. En serio, si de verdad creéis que la Virgen está para estos
menesteres, dimitir y ponemos de Alcalde de mi pueblo al párroco que en esto de
las plegarias es el mejor.
Luego está la
realidad religiosa de verdad. Mirar, queridos gestores que os habéis dejado
engañar: la religión se lleva dentro, incluso se lleva en silencio y sin alharacas.
Es una cosa muy personal de la que no hay que hablar. Si los periodistas son
capaces de escribirnos lo que cada uno de vosotros y vosotras habéis hablado y
pedido a la Virgen, mal vamos, pues la Virgen es muy suya y cuando se hacen públicas
las conversaciones, se enfada y tiende a no hacer caso.
De nada.