Creo que hay
que plantear cambios profundos en la forma de encarar la política en España, nuevas
maneras para que la sociedad vuelva a participar, por eso creo que tengo que
empezar a sacar del cajón y poco a poco viejas ideas para ponerlas sobre la
mesa de lo imposible. Sí, yo pertenezco y laboro (voluntariamente) desde dentro
de un partido político que no nombraré. Sé de lo que hablo, aunque parte de
ello no me afecte.
Menos
quejarse y más poner ideas imposibles sobre la mesa del análisis.
¿Se han
preguntados ustedes alguna vez por qué hay tan pocos militantes en los partidos
políticos?, ¿les interesa a los partidos políticos tener más militantes?, ¿ustedes
conocen lo qué ofrecen los partidos políticos a sus militantes?, ¿es posible
conocer o se pueden consultar los Estatutos de los diferentes partidos
políticos de España para ver si alguno encaja con tus ideas?, ¿hacen los
partidos políticos algunas reuniones abiertas a toda la ciudadanía?, ¿cuánto se
paga mensualmente por pertenecer a un partido político?, ¿cuales son las
obligaciones y los derechos dentro del partido políticos de sus militantes?,
¿saben si además de militantes admiten simpatizantes y en qué se diferencian?
Es curioso, un
partido político es una empresa que ofrece un producto. Así de simple, aunque
ellos mismos se crean que no. Pero no son capaces de dar a conocer “su
producto” pues piensan que es algo que está por encima de todo sistema de
“mercado”. Error.
Los partidos políticos
solo se acuerdan de “su” sociedad cuando les tienen que pedir su voto. Incluso
algunos de ellos solo se acuerdan de sus militantes cuando les tienen que pedir
que acudan a sus mítines. Error.
Los partidos
políticos tienden a ser un lugar cerrado en el que es complicado ascender, pero
más todavía participar a partir de un nivel (no es mi caso, en absoluto).
Entiendo que la seguridad es un bien escaso y que hay que cuidarlo, pues
estamos hablando de algo muy serio, pero hay mecanismos para controlar estas
posibles deficiencias o riesgos para acercar más a la sociedad el trabajo de
los políticos orgánicos.
La
comunicación interna debe ser muy amplia, mucho más amplia, excesivamente
amplia diría más bien. Los partidos políticos deben llenar de email los
ordenadores de sus militantes, para que se sientan partícipes e informados. Y
los partidos políticos deben tener sus propias intranet para que los militantes
puedan comunicarse con seguridad entre ellos de cualquier tema. El debate debe
ser constante y muy amplio. Y la comunicación debe funcionar en las dos
direcciones. De arriba hacia abajo y desde abajo hasta lo más arriba posible.
Hay que
“promocionar” los partidos políticos para que más parte de la sociedad entre a
formar parte de ellos. Las personas odian la política y se creen que no merece
la pena entrar, que es tanto como convertirse en ovejas que deben seguir un
decálogo de líneas y no salirse del “firmes” para no ser echado a la calle.
Error.
Nos debemos
dar cuenta que los partidos políticos son lo que cada uno de nosotros queramos
ser. Imaginemos un caso casi imposible con la actual situación desmotivadora
actual. En una ciudad mediana se afilian 100 personas nuevas a un partido
político en un mismo mes. Puedo asegurar que es un cataclismo para ese partido
político. Quiero decir un cataclismo para sus dirigentes provinciales.
En una ciudad
mediana, con 100 nuevos militantes (soy generosos con el número, para que no
digan) se puede controlar y cambiar cualquier organización política grande, si
así lo quieren y son capaces los nuevos militantes por ser creíbles y serios.
No se trata de hacer trampas ni de romper la baraja, se trata de poner un
ejemplo para demostrar que las organizaciones son lo que por inoperancia quiere
la sociedad que sean.
Hablamos mal
de la financiación política. Bien, un mal es precisamente la poca afiliación y
las erróneas maneras de financiación que obligan a trampas de diversos tamaños
por parte de “todos”. Ojo, que las AMPAS también hacen pequeñas trampas para
poder sobrevivir, y las Asociaciones culturales, y las deportivas, y las
religiosas. No hay que rasgarse las vestiduras ahora. Tranquilos, que todos
conocemos lo que sucede.
Bajemos la
cuota de afiliación de los partidos políticos, que ya es muy baja. Desde unos 6
euros al mes. Pongamos cuota familiar todavía más baja, para que se afilie toda
la familia. Pongamos la cuota variable y voluntaria desde un mínimo hasta la
cantidad que cada militante estime posible según sus ingresos. Solicitemos
cuotas voluntarias (y legislemos al respecto) de aquellos militantes que pueden
colaborar con más dinero en momentos puntuales. Legislemos sobre financiación
política, ayudas estatales, mecenazgo, sobre sueldos teóricos por trabajos
voluntarios, etc.
¿Qué quiero
decir con sueldos para trabajos voluntarios? Mirar, algo muy claro. Hay miles,
muchos miles de personas que trabajan gratis para la sociedad. Si esas personas
lo hacen desde organizaciones políticas deberían cobrar las organizaciones un
pequeño emolumento por el trabajo que realizan. Y lo deberían pagar la parte de
la sociedad que no participa en nada. Así de duro y de sencillo. Todos debemos
participar y como cada vez se participa menos, los que lo hacen o las
organizaciones que realizan esas labores a través de sus asociados o militantes
deben recibir una financiación.
¿Alguien se
ha parado a pensar qué sucedería en España si de golpe todas las personas que
trabajamos gratis, dejáramos de hacer nuestra pequeña labor? Ojo, que hay
trabajos insustituibles para que esto funcione bien. Antes de responder hay que
pensar, que nos podemos sorprender.
Me da igual
si son grupos religiosos, políticos, sociales, culturales, sanitarios, de
seguridad, educativos, ONG, profesionales liberales o simples personas a título
individual. Los que trabajan por los demás deberían tener una diferenciación
clara de ayuda y apoyo. Ellos y sus organizaciones. ¿Tan difícil sería que
tuvieran un carnet de “voluntario social” y al menos se les permitiera entrar
en todos los museos, piscinas, conciertos, etc. con descuentos especiales o
gratis?