Paul Ryan ha sido elegido el segundón de Mitt Romney, para
desbancar a Obama de la Casa Blanca. Como otras ocasiones, voy a hablar algo de
“Comunicación política” que es un tema que me apasiona, por mis muchos años
dentro de la publicidad y las artes gráficas.
Paul Ryan es un buen candidato para los republicanos. De
hecho también Mitt Romney es un buen candidato contra Obama. Pero lo digo desde
el punto de vista de la comunicación y no desde lo que yo desearía tener como
gestores del (casi) más potente país del mundo.
A la hora de elegir al político que aparecerá en los carteles, el que dirá con vehemencia de vendedor de coches los discursos que intentarán trasmitir idas a cambio de votos; a la hora de saber elegir desde dentro del partido a quien se jugará las posibilidades de ganar; importa y mucho la imagen con arreglo a lo que quieren comunicar, su facilidad de trasmitir hacia los suyos, su optimismo y alegría justa pero suficiente, su pasado sin esqueletos, su empatía hacia su sociedad. Y su capacidad para trasmitir “a todos los demás”.
A la hora de elegir al político que aparecerá en los carteles, el que dirá con vehemencia de vendedor de coches los discursos que intentarán trasmitir idas a cambio de votos; a la hora de saber elegir desde dentro del partido a quien se jugará las posibilidades de ganar; importa y mucho la imagen con arreglo a lo que quieren comunicar, su facilidad de trasmitir hacia los suyos, su optimismo y alegría justa pero suficiente, su pasado sin esqueletos, su empatía hacia su sociedad. Y su capacidad para trasmitir “a todos los demás”.
Los republicanos son “el padre estricto” de la política
americana. Representan la esencia de lo que durante décadas se nos ha
trasmitido como el éxito americano. Trabajo, respeto a todo, esfuerzo,
libertad.
Esto no quiere decir que los demás no opinen lo mismo, sino
que quien ha sabido trasmitirlo y enmarcarlo mejor han sido los republicanos.
Por ejemplo cuando se refieren a su “libertad” quieren decir libertad de
mercado, libertad para decidir sobre tu vida, libertad para ser rico o ser
pobre, libertad para tener armas y defenderte en vez de quejarte y esperar que
el Estado te defienda. Nunca hablan de libertad para los asuntos sociales que
ellos consideran menores como sería el aborto, el divorcio o el matrimonio
global, ni consideran que cuando te falta la libertad para tener una vivienda
digna o un trabajo tengan que ayudarte pues eso sería coartar tu libertad y tu
capacidad.
Representan “el padre estricto, nunca el padre protector”,
el que castiga si te portas bien o se alegra si te salen bien las cosas, pero
te ayuda lo justo. Y eso lo representa perfectamente Paul Ryan o Mitt Romney,
con su juventud, su discurso, su imagen de jóvenes padres que ya han triunfado,
con su (diferente) forma de entender lo que hay que hacer en periodos de crisis.
Pero volvamos a Paul Ryan. Representa el ala dura de su
propio partido, pero sobre todo el ala dura contra Europa. Dice que somos
vagos, mediocres, enfermos de la ayuda, que nos sentimos enfermos e incapaces,
que Europa y los europeos están encantados de depender para todo de sus
gobernantes, que somos gentes que adoramos la total seguridad a costa de no
tener mucho más, y que cuando nos falla la vivienda o el trabajo siempre
decimos que la culpa es del Gobierno. Es pues un político que representa una
forma de defender a EEUU contra el mundo que le amenaza con quitarle del primer
puesto. Mensajes que calan en gran parte de la ideología americana.
La pregunta es: ¿Debemos fabricar un candidato que sirva
para ganar?, ¿no sería mejor tener un candidato bueno que fuera elegido por las
bases por su capacidad identitaria con la organización en vez de por su
capacidad para vender las ideas hacia la sociedad?
Es la eterna pregunta tras la cual unos ganan elecciones y
otros las pierden. Unos se convierten en líderes y otros en gestores. Los
ejemplos de Rajoy y Rubalcaba nos vienen de perlas aquí.
Ambos son considerados hoy unos malos políticos, cuando
realmente lo que queremos decir es “unos malos líderes”. Puede que sean unos
excelentes gestores, pero no saben trasmitir a la sociedad. Son respetados
dentro de su propio partido, pero son casi odiados ante la sociedad. Los
votantes del PP elegirían si pudieran a otro, al igual que harían los del PSOE.
Los dos partidos se equivocaron cuando eligieron al líder. Para gestionar están
los Ministros, lo que se espera de un Presidente es que sepa formar equipo, que
sepa elegir a sus Ministros, que sepa trasmitir ideas, que sepa dominar las
situaciones, que lidere. LIDER. Un líder nunca debe ser un gestor, pero en
cambio siempre debe ser una referencia.
Si el PP pudiera hacer una encuesta entre sus votantes
elegirían a Aznar como Presidente. Si lo pudieran hacer desde el PSOE ya sé a
quien elegirían, pero no quiero decirlo. Ninguno tiene ideas que no conozcamos,
ideas novedosas para periodos diferentes como este, pero ambos trasmitir
confianza, serenidad, capacidad, y sobre todo sensación de que si algo sale mal
además de tener más soluciones, tienen bemoles para dar un zapatazo encima de
alguna mesa e intentar quitarle los mocos al más pintado.