Me
pregunta un buen amigo por cómo he observado el nacionalismo inglés que nos han
vendido en los Juegos Olímpicos de Londres; creo que lo hace para picarme y
ponerme a tono de cara al inevitable septiembre caliente. Bien, voy a intentar
contestarme, contestarle, contestaros, pero sin hablar mucho de los ingleses.
Yo a los amigos siempre les hago caso.
Efectivamente
en Gran Bretaña son muy ingleses (más todavía que los franceses con Francia), y
no podían dejar pasar el escaparate de los Juegos Olímpicos sin aprovecharlo
para decirnos a todos del mundo mundial, qué son ellos, lo guapos que se ven y
lo que han representado en la historia universal. Y lo supieron hacer muy
bien, mezclando chimeneas y música pop, marineros, barbudos e inmigrantes
perfectamente integrados, para terminar diciéndonos que sin ellos la música no
hubiera existido. ¡Jope!
Algo
hablé de su espectáculo inaugural en algún lugar, y sin duda me pareció sobrio,
muy útil para sus intereses, bien realizado, natural para disimular sus fallos
inevitables pues no son chinos (y sabiendo que todos los figurantes lo hacían
gratis tras muchas horas de trabajo), un gran esfuerzo de equipo que deberíamos
todos copiar y emplear más para demostrarnos todos que SI somos capaces.
Los
ingleses hicieron aquel espectáculo simplemente por que creen en su nación.
Esto es fabuloso, tremendo y muy positivo. Algo de lo que los españoles
deberíamos copiar. Los españoles pero sobre todo los aragoneses, y aquí entro
en materia, poco a poco. Pero volvamos al nacionalismo.
Yo
NO soy nacionalista español, soy nacionalista aragonés (todos somos
nacionalistas de algo o bien no somos nada de nada); defiendo como el que más
el diálogo entre todas las sensibilidades, y después de ser aragonés soy
español, tras la cual paso a ser europeísta. Bueno, efectivamente soy un
nacionalista raro de narices, pero tranquilos, que es la edad.
Ser
nacionalista no es ser separatista, es simplemente ser amante de lo tuyo,
defender lo que te acoge. Yo defiendo mi cueva primero, luego mi comunidad de
vecinos y así voy ampliando hasta defender Zaragoza ante Aragón, que también
tiene bemoles esto. Como integrante de una gran comunidad histórica, tengo la
obligación moral y generacional de que se defienda lo que anteriores
generaciones de aragoneses pudieron y supieron hacer. Pero sin caer nunca en los
enfrentamientos verbales, pues la mejor manera de defender las posturas y
razonándolas o callándolas, depende de los interlocutores.
Muchos
de nosotros, por culpa de la historia y de lo inútiles que son los
nacionalistas verbalmente violentos (generalmente los nacionalistas españoles
de banderas en el corazón, pero los hay en todos los colores), hemos tenido que
optar por defender lo cercano, pues es sistemáticamente atacado por los
centralistas que tienen la idea de que todo les pertenece y que todo se debe a
ellos. No voy a hablar de la Historia de Aragón ni de la Historia de España,
pues estaba (creo) hablando de los ingleses. Pero si analizamos a las ingleses resulta
curiosa en comparación, su manera de entender sus diferentes naciones dentro de
Gran Bretaña sin producir excesivos problemas internos, excepto cuando los
tontos violentos joden la convivencia.
Son
realidades sociológicas en Gran Bretaña, en Italia, en Francia, en Yugoslavia
vieja o en España. No hablo aquí de Bélgica o de Canadá por no seguir señalando
problemas culturales e históricos algo lejanos.
Cuando
desde un poder superior se resta personalidad a un grupo social menor al que se
le considera inferior, siempre y por pura lógica social se acentúa la defensa
de la propia personalidad. Somos animales humanos y deberíamos (todos) aprender
más y mejor a gestionar las sociedades para evitar conflictos. Hay unos
profesionales de este mismo, a los que se les considera muy poco, los sociólogos.
En
este inicio del siglo XXI estamos entrando en un cambio sistémico, incluso
posiblemente de civilización que tardará unas cuantas décadas en asentarse. La
globalización en todos los aspectos sociales es inevitable y con ella el cambio
de sentido de los nacionalismos. Nada ha pacificado más el nacionalismo cerrado
que observar a un 12% de inmigrantes de otras culturas conviviendo en paz en tu
propio territorio.
Pero
que históricamente ya no sea necesario el nacionalismo independentista, no
quiere decir que no sea muy importante cuidar la cultura, la historia, la
personalidad propia. Ahora incluso, más que en otros periodos, necesitamos los
seres humanos una identidad cercana, un sentirse a gusto y defender tu calle,
tu barrio, tu país cercano, tu cueva cultural. Más que nunca queremos saber
quienes hemos sido, para aprender a defendernos contra los que SI saben
defender lo suyo. Ser nacionalista del siglo XXI será distinto a serlo del
siglo XX, pues las necesidades de defender y sentirse ciudadano serán otras
bien distintas. Pero seguirán siendo necesarias. Para defender el máximo uno se
tiene que sentir respetado en SU mínimo.
Nadie
quiere sentirse abusado. Yo no quiero sentirme abusado por los banqueros, por
los comerciantes de frutas, por los catalanes o por los madrileños. Y como ya
he aprendido que NO todo el mundo es bueno, lo mejor para que no abusen de mi
sociedad es aprender a defenderla, que es lo que hacen los franceses o los
ingleses, pero desde un tamaño mayor al de Aragón, simplemente por que sus
ataques contra sus particulares personalidades sociales nunca han venido desde
dentro sino desde países vecinos tan grandes como ellos.
Para
defender a España contra los franceses, nadie como los aragoneses hace dos
siglos. Dimos muestra entonces de que sabemos diferenciar. Pero si nos sentimos
menospreciados por listillos con jeta, que no lo dude nadie, sacaremos otra vez
a las mujeres con sus cañones, que aquí tienen más bemoles que en Gran Bretaña.
Jope,
cómo me he puesto, para ser agosto y empezar a hablar de los ingleses.
Pues
eso, que ser aragonés no está en confrontación con amar España, ni con viajar
mucho por todo lo que se menea, leer menos de lo que compro o me regalan que es
mucho, e intentar entenderme con todos los que piensan diferente a mi. Ser
nacionalista es tan natural como defender a tu familia. Casi todos los que
odian a los nacionalistas, son nacionalistas y creen no saberlo, pero (no es
por joderlos) son nacionalistas y deberían no insultarse así mismos y empezar a
comprender de donde son nacionalistas y si esa decisión es la más lógica para
sus intereses sociales. Yo
ya sé que no tengo toda la razón. Algunos no son consciente de lo mismo.