Ahora Cataluña
dice que no paga a geriátricos, enfermos dependientes, hospitales o escuelas
concertadas, centros de menores tutelados y talleres asistenciales y
ocupacionales. Que no tienen dinero. Pero ¡jodo!, ¿y no sería más sencillo
dejar de pagarse el sueldo los mismos que han provocado este lío? ¿y dejar de
emitir alguno de sus canales de televisión antes de dejar de pagar a todos los
que necesitan ayuda?
La lista de
damnificados está llena de personas; sí, personas que más necesitan la ayuda y
menos fuerza tiene para quejarse. Es un buen camino, cierto, para reducir
gastos sin muchas quejas. Ataquemos a los más débiles, que son los que menos se
quejan.
Podríamos
cepillarnos a todos los jubilados que al fin y si ya no consumen, lo único que
hacen es cobrar pensiones. Luego a los que tienen la glucosa alta, que son muy
dados a gastarse una pasta gansa en médicos. Sin duda a los que tienen
movilidad reducida, pues estos como corren poco no son muy dados a ir a las
manifestaciones a quejarse. Habría que mirar a los desempleados, pues estos,
los que ya han superado la cincuentena y que ya no tienen posibilidades de
trabajar —vaaaleeee, a partir de los 56, que así tampoco me libro yo— y darles
el matarile pues son unos impertinentes con sus problemas sobre las
jubilaciones futuras. Que no os quejéis tanto, puñeteros, que no habrá
jubilaciones para nadie.
Insisten en
que en España han vivido por encima de sus posibilidades, que han vivido como
ricos guapísimos. “Han” que es diferente a “he”.
¿Pero donde
he vivido yo?, cojones, debo ser imbécil que no se ha enterado que todos los
demás estaban de juerga y yo me seguía levantando a las cinco y media. Habéis
vivido todos por encima de vuestras posibilidades menos yo, estoy tonto de
baba. Tenemos muchos pobres, teníamos muchos pobres, pero se empeñan en decir
que hemos vivido como ricos. Jodo. He sido rico y no me he enterado, lo dicho,
soy imbécil.