En lo que
llevamos de 2012 la recaudación del IVA ha bajado sobre un 10% en la España
recesiva, deprimida y sin consumo interno. Los miedos a que la nueva subida del
IVA repercuta en el turismo, nuestra primera industria mientras no sepamos
cambiar la economía productiva, hace que aplazar su puesta en marcha sea una
decisión inevitable. Septiembre será otro año. Recordemos que sin ingresos
suficientes y el IVA es de los más importantes, crece nuestro déficit y eso no
nos lo permiten desde Europa.
Pero la
sociedad española vive muy de cerca su particular manera de entender los bares,
cafeterías y restaurantes. Somos todos nosotros unos excelentes clientes
interno del turismo y eso también debe tenerse muy en cuenta. Pero entre subir
alimentos o artículos de consumo de primera necesidad y subir el IVA a los
bares y restaurantes, es lógica la decisión.
Además hay
que tener en cuenta que no siempre y todo, el aumento del IVA se traslada al
cliente final, pues las empresas tendrán que analizar muy detenidamente si el
aumento lo aplican contra sus beneficios por facturación o si se lo trasladan a
sus clientes. En ambos casos la decisión es complicada, pero equivocarse puede
suponer la muerte del negocio. Son muchos los locales de ocio repartidos por
todas las calles, alejado de cualquier comparación con ningún país del mundo, y
parecemos condenados a ser todos globalizados, pues no somos capaces de
encontrar otras soluciones alternativas.
Subir mucho el
IVA supondrá un cambio incluso en las formas de consumir pues se produce en
momentos complicados para las economías familiares de muchos millones de
personas. Pero resulta inevitable aunque muy duro.
Pensemos en
dos decisiones básicas que no se entiende por qué no se han tomado ya.
1/ Obligación
en todas las sales de espera de consultas particulares de profesionales, poner
una tarifa de precios CON IVA de todos sus servicios y la nota de que es
obligatorio que se entregue factura con los servicios.
2/ Obligación
de poner TODOS los precios con TODOS los impuestos incluidos. Igual que nunca
hemos ido a una tienda a comprar un vestido, un televisor de 45 pulgadas, un
kilo de naranjas, pan o el periódico en donde el precio figure “más IVA”, nunca
debe figurar el “más IVA” en precios de restaurante, telefonía o viviendas.