Mientras el ministro de turno dice que
no, el nuevo Gobernador del Banco de España dice que llega el momento de
liquidar aquellos bancos que no ofrecen garantía si no problemas. Estamos
otra vez en el dilema de no saber quien al final se impondrá, aunque
en este caso exista independencia institucional, pero se parten de ideas
tan distintas que una de ellas por lógica será la adoptada.
La
paga extra de Navidad para funcionarios se retoca a los pocos días de
mandarla a la basura, como para dar un premio de tranquilidad a
funcionarios más necesitados en otro ejemplo de improvisación absurda.
Si no se sabe gobernar lo lógico es NO gobernar. ¿Qué ministro es el que ahora ha cambiado las normas anunciadas?
Nada
hace más daño a España que la sensación de estar en manos de NADIE, de
un grupo de gente sin ruta política ni económica, que se basa en los
titulares de los medios y en una incapacidad manifiesta para comunicar
lo que hace, lo que se necesita, lo que se hará después de esto. Así y
visto desde la perspectiva de un alemán de los que nos tienen que
prestar el dinero, no es extraño que nos impongan santo y seña antes de
dejarnos entrar a su despacho a negociar.
Estamos
en manos de unos gestores raros y lo malo es que llevan muy poco tiempo, pues de
llevar un par de años más sería un clamor pedir unas elecciones
anticipadas aunque gocen del error de una mayoría absoluta. En cuatro
años, como les dejemos, nos van a convertir España en un erial pero que
el desierto, a poco que sigan apretando los especuladores amigos del
capitalismo neoliberal hasta los sótanos del Estado.