Ya está el Gobierno en España, estudiando las diversas opciones para poder cobrar por circular sobre las autovías, por cierto ya pagadas vía impuestos entre todos. Se habla de 3 céntimos el kilómetro lo que supone un coste asumible para ir a la playa (unos 18 euros ir y volver) pero que joroba un riñón por un servicio que hasta ahora era gratuito, que ya estaba pagado por todos y que además supone una pasta gansa para quien tenga que emplear las autovías todas las semanas o incluso todos los días como muchos comerciales.
Tras esto vendrá pagar por ver la televisión, por cruzar pasos de peatones o por visitar parques municipales. Puede parecer una desmesura, pero todo se andará si seguimos necesitando tanta pasta para cubrir los agujeros que van dejando los Presidentes de Bancos sin que tengan que declarar ante los juzgados. Cuando vengan “los tres hombres de negro” querrán cobrar por encima de todo y será a costa de nuestros dineros, que somos los que tenemos que pagar.
Esto es muy sencillo. Imagina que tu vecino del segundo te debe 1.000 euros y ves que se va todos los fines de semana de vaquillas, de vino del bueno o de cañas al bar por las noches. Si tú vas sobrado, pues aguantas y piensas que algún día cobrarás; pero si te está jodiendo también la crisis, te cabreas y le llamas al timbre con chaqueta negra, para impresionar. Si encima es él quien te llama a ti para pedirte otros 1.000 euros más, pues los necesita para pagar la luz y el teléfono, te entra una mala leche que resulta entendible.
Pagaremos por usas la autovía, por resolver las depuradoras de nuestra ciudad, el precio real por usas el autobús urbano y el de las piscinas de invierno. Pagaremos a su precio la Universidad y la escuela infantil. Pero lo que no queda nada claro es si los jetas que han jugado con nuestros impuestos lograrán dormir alguna noche en la cárcel como les sucede a los que roban gallinas para comer, o si en cambio se escaparán a Miami a ver cantar a los españoles que desde allí pagan menos impuestos. Somos así de espabilados.