Si malo es
tener un gobierno negativo, que traslada miedo y pocas soluciones más una mala
comunicación para explicar en donde nos encontramos y hacia donde vamos, peor es tener una
oposición incapaz, rara, sin soluciones alternativas, sin líderes creíbles, sin
capacidad diferente para comunicar ni en lo básico. Me refiero sobre todo al PSOE, pero con algunos tic del resto de fuerzas políticas.
Yo entiendo
que esto de la comunicación parece no servir para nada. Es el gran primer fallo
del sistema de comunicación social y política. Comunicar sirve y mucho para entender
y para aceptar, para comprender y para empujar y apoyar. Para volver a tener
confianza y perder el miedo individual que se convierte en social cuando se
contagia. Y en estos momentos perder el
miedo es clave. Porque aunque no nos guste escucharlo, lo grave no es el
desempleo, que es un problema gravísimo pero que ya nos ha superado. El
problema tremendo en estos momentos es la involución social, el crac y la
quiebra, la desafección social hasta límites gravísimos. Efectivamente
provocado por la falta de futuro de millones de españoles, por el desempleo y
la pobreza.
Hay que
explicar qué somos capaces de hacer, qué somos capaces entre todos de lograr
con una España dormida y en serias posibilidades de quedar rota. Y no rota por
nacionalismos brutos, sino rota por su sociedad, por motivos económicos,
laborales y sociales.
Y la oposición
dormida también, sin explicar alternativas, sin ofrecer otras credibilidades,
sin despejarse siquiera de los fantasmas que le dejó Zapatero. Ahora ya no está
Zapatero, Solbes o Salgado, son otras personas y por ello lo deberían tener más
sencillo para resultar creíbles (o para intentarlo) con nuevas personas e
ideas. Pero ni se les conoce ni se les espera. Es su obligación también pues el
sistema democrático necesita del gobierno y de las oposiciones para ser válido.