Encima de la
mesa de las escuelas tenemos una nueva realidad, la cada vez mayor número de
familias con problemas económicos que no pueden emplear el servicio
de comedor escolar, aunque necesiten tener a los niños esas horas en el
colegio, por motivo laborales o de otro tipo. Problema que se da con más
virulencia en la escuela pública pero que también está afectado a la
concertada.
De momento
hay dos soluciones sobre la mesa. La que ha planteado la Asociación de Vecinos
del Arrabal en Zaragoza creando un banco de familias que de manera anónima
ayuden y paguen los comedores de los niños con serios problemas económicos y el
que se está planteando en Cataluña permitiendo (o no) la entrada en los
comedores de los "Tupper" privados y el uso de las instalaciones y de las horas de
atención escolar que ahora se pagaban con la comida, a cambio de una
pequeñísima cantidad por el uso y la asistencia cuidadora.
El problema
es la (en apariencia) inadecuada política de becas al comedor escolar, en
tiempos de crisis para el próximo curso. Si aumentan los requisitos y bajan los
presupuestos de ayuda al comedor a la vez que aumentan las necesidades sociales,
está claro que se quedarán fuera de las ayudas muchas familias.
El sistema
planteado por la A.VV. Arrabal puede caer en la beneficencia y no es solución a
largo plazo. O lo que es peor, puede ser la solución a la que se agarren
algunos grupos políticos para ver resuelto el problema. Pero es cierto que es
la solución más rápida y con menos afecciones a los niños que las necesitan.
Hay que
adaptarse a las nuevas realidades, y abrir los comedores de los colegios, sobre
todo los públicos a nuevas realidades, es la solución lógica. Pero lo que puede
complicar más la situación es la división de poderes entre gobiernos
autonómicos que son quienes tienen las competencias en educación y los
ayuntamientos que suelen ser los que ponen en funcionamiento los servicios
sociales básicos con más cercanía. Tendremos que estar muy atentos para que
estos problemas sociales no crezcan y seamos capaces de encontrar soluciones
que sirven en el corto plazo pero también en el futuro, para que nadie se
aproveche de los cambios. En este problema también entran a opinar las empresas
de catering y los trabajadores que hacen una labor importante cuidando a los
alumnos en las horas entre los bloques de horario partido. Por otra parte está
en algunos casos la equivocación de que los colegios son una aparcamiento de
niños y por ello la siempre complicada decisión sobre la jornada continua que
en Europa tanto éxito tiene. Si, éxito en las escuelas y en los centros de
trabajo, efectivamente.