Esta batalla
entre Rajoy y la UE la va a ganar Rajoy. Lo malo es que la vamos a perder todos
los españoles. Rajoy está convencido de que es capaz de ganar todas las
batallas posibles simplemente escondiendo la cabeza y hablando poco y mal
mientras deja que vaya pasando el tiempo. Esto en Europa no funciona así y
aunque Rajoy esté convencido de que ha ganado el rescate, los españoles lo
hemos perdido pues tendremos que soportar los recortes, las decisiones de los
hombres de negro, el pago de las trampas y el abuso de poder más el sonrojo de
sabernos perdedores.
Vamos a ser
capaces de pedir el rescate el lunes por la noche apurando los tiempos
obligados por la UE. Y vamos a pedir menos de lo que necesitamos para que no
parezca un gran rescate sino uno pequeñico y de llevar por casa.
Hacemos un
planteamiento contra el fraude fiscal y ponemos el límite de pago en efectivo
en 2.500 euros para autónomos y empresas, cuando lo lógico sería un límite de
1.000 (o incuso de 500) y para todo tipo de transacciones. Si queremos hacer
algo en España hay que pecar por exceso y no por defecto, pues somos muy dados
a buscarle la vuelta. El dinero B de las empresas lo tienen en el bolsillo
personas, que seguirán siendo quienes lo gastarán sin dejar de ser B.
Lo curioso de
este primer rescate es que ya se está hablando del segundo, para que a Rajoy no
le quede duda de qué va esto. Este primer rescate no lo entendemos mucho, pues
no soluciona el desempleo, no arregla la falta de crédito, no afecta a la deuda
pública. Efectivamente acude al rescate de los bancos, que están tan mal que
son capaces de engañarnos y no decírnoslo. Es pues un nuevo grano que nos ha
salido mientras pensábamos que el grano gordo era el desempleo y la deuda
pública.
En economía
los miedos son las peores patadas en los riñones que podemos recibir, por eso
algunos han pensado que lo mejor es no comunicar, no informar, no decir nada
que sea verdad y sí, mucha mentira disfrazada. Es como si pensaran que
gobiernan a un país de niños de teta. Lo peor es cuando se algunos políticos
españoles creen que en Europa también están con las mismas necesidades de escuchar
un lenguaje disfrazado. Jope cómo estamos.