Escucho a un
oficial militar español en una entrevista televisiva decir claramente que el
desempleo juvenil es un motivo grave de conflicto social latente, que hay que
resolver (o encauzar) si no queremos que se convierta en grave.
Ya no es solo
un problema social que requiere una solución para que no represente una
generación vacía de futuro. Es también un problema latente que nos puede
conducir a un conflicto social grave y así se está estudiando. No es anda
nuevo, se sabía pero seguimos sin entender por qué no se resuelve con urgencia.
Nadie dice
que sea sencillo resolver este drama, pero se escuchan menos voces que sobre
otros problemas económicos actuales. Todo debe comenzar por la reeducación
formativa, por replanteamientos que busquen su futuro laboral con unos
contratos diferentes que no por ello abusivos. Hay que emplear pero además hay
que recambiar el tejido laboral de España. No podemos tener a los abuelos
trabajando sin formación, y a su vez a los nietos y jóvenes, desempleados con
la máxima formación que nunca tuvo una generación en España. Es ilógico y no es
posible soportarlo a nivel social.
Hay que
distinguir entre los menores de 25 años y los mayores; entre los que ya tienen
una formación suficiente y los que deben reciclar totalmente incluso gran parte
de ella; entre los que pueden entrar en programas de emprendedores de los que
tienen que entrar en programas laborales puros. Hay que dar oportunidades a los
jóvenes para que demuestren lo que son capaces de hacer y dar descanso a los
que llevan más de 40 años trabajando y cotizando. Y todo esto hay que hacerlo
de manera que sea asumible por un Estado en periodos de depresión, que es lo más
complejo de hacer.