Muchas veces determinamos tras un análisis sincero, que tenemos un problema, una anomalía que hay que resolver, una situación anómala en nuestra empresa, en nuestra organización o equipo.
Pero en cambio no siempre somos capaces de tomar las decisiones pertinentes, por no saber actuar contra ella o por no atrevernos o por tener dudas o varias líneas de posible solución.
Diagnosticamos bien el problema. Pero no siempre sabemos resolver, medicar o tratar de resolver la situación que ya hemos diagnosticada como equivocada.
Lo fundamental es definir la situación que creemos que nos supone un peligro a la organización, a la empresa, un problema al grupo, a la producción, a la atención hacia el exterior, a la calidad, al sistema productivo, a la rentabilidad.
Lo fundamental es definir la situación que creemos que nos supone un peligro a la organización, a la empresa, un problema al grupo, a la producción, a la atención hacia el exterior, a la calidad, al sistema productivo, a la rentabilidad.
Definir el problema con claridad: a quien afecta, qué zonas están afectadas, en qué secciones se produce, en qué momentos. Qué nos supone ese problema, para determinar su importancia.
Hay que sintetizar el problema, explicándolo e incluso explicándonoslo a nosotros mismos con claridad y por escrito, para que así lo veamos desde otro punto de vista ligeramente diferente.
No es lo mismo lo que pensamos cada uno de los implicados, que lo que somos capaces de explicar por escrito; y en caso de falta de tiempo, al menos hacerlo oralmente.
Hay que escuchar con empatía las explicaciones de cada persona implicada, tanto los que definen la situaciones anómalas, como los que las explican o las justifican.
Hay que escuchar con empatía las explicaciones de cada persona implicada, tanto los que definen la situaciones anómalas, como los que las explican o las justifican.
De todas estas escuchas, tiene que salir la solución.
Hay que determinar el grado de preparación de cada elemento que interviene en el problema. Analizar si es necesario preparar más y mejor a las partes implicadas y hasta qué punto se puede resolver con más formación interna.
Hay que acordar finalmente un plan de acción contra la situación, asumida por todas las partes implicadas y por la dirección del equipo y/o de la empresa y empezar a trabajar en los cambios, en las soluciones.
Hay que determinar el grado de preparación de cada elemento que interviene en el problema. Analizar si es necesario preparar más y mejor a las partes implicadas y hasta qué punto se puede resolver con más formación interna.
Hay que acordar finalmente un plan de acción contra la situación, asumida por todas las partes implicadas y por la dirección del equipo y/o de la empresa y empezar a trabajar en los cambios, en las soluciones.
El plan de acción también debe quedar por escrito y con la firma de todos los implicados, en donde podrán poner sus alegaciones.
No es necesario que estén todos de acuerdo, pero si que todos lo hayan entendido y lo asuman como necesario al ser aprobado por la mayor parte del equipo de gestión, bien por número, bien por poder del grupo que dirige.
Siempre es mucho mejor en estos caso no tener que imponer normas, sino que los planes de acción sean consensuados y asumidos por todas las partes de buen grado.
La meta es resolver la situación.