Estaba yo escribiendo sobre la manipulación de la publicidad y la comunicación política, cuando me salta el internet con la nota de la caída del Rey mientras cazaba elefantes en Botsuana, ciudad que suena a película de negritos y cazadores llenos de mosquitos.
Yo soy tonto, me lo imaginaba llamando a la Kirchner con una mano mientras con la otra intentaba sujetar los mercados desbocados que nos atacan de madrugada, mientras su cabeza estaba con el nieto de 13 años, herido en una pata por un disparo de escopeta. Ha sido una semana nefasta para la caza.
Dios es republicano, si no, no se entiende, y al igual que ya cansado el Buen Hombre de que Franco no fuera echado ni por los españoles ni por los europeos hasta que Él decidió jorobarle de enfermedades, ha decidido poner Su parte para empujar a la Monarquía hacia el desastre desde los programas del corazón. Nada está haciendo más por la República que el programa Sálvame, para que luego hablen de los políticos y de sus espíritus.
Ya no es necesario tener guionistas en la tele, basta con seguir la cacería de los protagonistas de la Monarquía española. Y esperar a cazar la noticia.
Esta caída tiene mala pinta, romperse la cadera por tres sitios es jorobado en un hombre de mucha edad, por mucha prótesis que le pongan. Y encima sabiendo que su esposa está en Grecia desde hace unos días y ha dicho que no piensa volver hasta la próxima semana. Al menos sabemos que la familia real no tiene nada que ver con la especulación en Bolsa de esta semana, pues ambos estaban fuera de España. Y digo yo ¿no se podría haber roto la cadera en otra fecha que no en el 14 de abril?, vamos, no sé, ¿o también es cosa de Dios?