A los que nos gusta hablar de “comunicación” como un ejercicio que se emplea poco y mal en la política, ayer tuvimos un día de premio. Que un Rey salga a los medios a pedir disculpas es único. ¿alguien conoce a un solo Rey que haya pedido disculpas por algo?, no, nadie se lo imaginaba del todo, aunque entendiera que era lo más básico, pero hay que reconocer que al asesor o familiar que ha logrado convencer al cazador cazado que debía pedir disculpas, hay que ficharlo como asesor de comunicación.
La imagen es perfecta. Un elegante anciano enfermo, que podría ser nuestro abuelo, compungido, dolido, balbuceante casi, sin mirar con seguridad a la cámara, ha expresado lo que será una de las frases de su histórico.
"Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir"
Hacerlo ante las cámaras, sin leer nada, sin ser un comunicado oficial sino dando la sensación de cercanía, de naturalidad, de ser una frase salida desde dentro, le ha reportado automáticamente lo que se buscaba. El entendimiento y el perdón.
Como es lógico lo digo desde mi punto de vista de comunicador opinante. Como leve político debería decir otra cosa bien distinta. Pero ha logrado con esa frase algo que en todo proceso de comunicación se busca como elemental.
Informar, convencer, lograr llevarte hacia tu posición al espectador que te observa, lograr que compre tu producto o que vuelva a ser “tú” cliente, destacar por encima de tu competencia.
Nos restregarán por la cara mil veces un millón que en esta España, nadie ha pedido nunca perdón, nadie ha dicho en público, con la que ha caído, que se ha equivocado, nadie hace acto de contrición. Nadie excepto el Rey. ¿Se puede pedir más beneficio en comunicación con 10 palabras? Todo el mundo lo ha entendido, todos lo han escuchado, nadie podrá decir que es un mensaje negativo aunque su debilidad sí represente un aspecto negativo al total del suceso. Pero la comunicación bien realizad ha logrado enderezar en parte el desaguisado. Ahora viene el buscar a un culpable mayor. Disparar hacia arriba y perdonar con el símil cuando hablamos de cazadores. Alguien tendrá que pagar por estos errores y mucho me temo que ya lo conocemos.