Dejo arriba una imagen de lo que era un papel de seda que servía como envoltorio de naranjas, una pequeña publicidad que envolvía a un número aleatorio de naranjas en sus cajas (sobre todo para la exportación) y que hubo que retirar, pues muchos consumidores se pensaban que envolvían solo aquellas frutas que estaban dañadas para que no se advirtiera el problema. Lo que era un pequeño lujo se había convertido en un problema sin beneficio para el comercializador. Cierto es que algunos de estos papeles llevaban fungicidas para evitar que las naranjas se pudrieran en los almacenes y mejorar su conservación algo que ahora se resuelve bañando las naranjas en unos líquidos fungicidas. Todos los diseños tenían un motivo central dentro de un círculo que era el que rodeaba a la naranja, quedando recogido el papel de seda por detrás de su diseño y marca o logo. Este trabajo era realizado por cadenas de mujeres en las almacenadoras, con una gran habilidad para en muy poco tiempo dejar siempre bien envuelta la naranja con el diseño principal en el centro de la caja y del envoltorio. La impresión de estas hojas de papel de seda se hacía con tipografía o huecograbado, desde clichés de cobre en mucho casos pues tenían que soportar muy largas tiradas. Hoy es la flexografía la que imprime estos papeles de seda, que se consumen en menor medida que hace unas décadas.