Hoy por una peseta no nos darían ni la gracias, pero hubo un tiempo en que por una peseta te resolvían la tos, la bronquitis, el asma y el picor de garganta, si terminabas en una farmacia y solicitabas Pastillas para la tos “Bambú”, que por cierto vaya nombre para unas pastillas medicinales. Pero bueno, triunfaron.
La ilustración del señor compungido, tosiendo sobre un pañuelo pero sin perder la compostura del sombrero, es elegante, más con una gabardina gris de amplias solapas. Para más elegancia llevaba unos guantes de piel e incluso parecía haberse pintado los labios en un detalle imposible para aquellos años. Curiosamente eran una pastillas fabricadas por un laboratorio español. Hemos perdido procesos de investigación, sí.