Empezamos a darnos cuenta de la responsabilidad de las entidades bancarias en esta crisis que está a las puertas de entrar en depresión, no tanto en Europa como en algunos países a los que se le exige unos ajustes casi imposibles.
Los bancos tras sus sustos por jugar a los experimentos económicos, están recogiendo velas —llevan unos cuantos años— y ahora son todo lo contrario a lo que eran a principio de siglo. Hacen negocio con las comisiones que han subido hasta casi obligar a muchos a tener el poco dinero ahorrado guardado en un bote de la cocina, en vez de hacer negocio con lo que es su obligación y para lo que están creados los bancos: para prestar y cobrar por lo prestado y pagar por lo que le dejan.
Mariano Rajoy les pide a los bancos que por favor, presten dinero a las empresas, que por cierto lo desean sobre todo para pagar sus deudas y no para contratar a trabajadores o para invertir. Pero sin nivelar sus contabilidades no podrán nunca hacer nuevas contrataciones ni intentar inversiones nuevas. Y se insiste en algo básico pero a lo que los bancos se niegan con fuerza. Tienen más de 300.000 millones de euros en activos inmobiliarios que no se sabe cuanto valen en realidad y hay que organizar este problema sacando a la vente su material contable para partir limpios, desde cero.
De momento los bancos están sacando a la venta aquellos activos inmobiliarios que menos fácil tienen su traspaso hacia particulares. Algo lógico en estos procesos. Se guardan lo regular y lo bueno para mejores tiempos, que no sabemos cuando llegarán ni tan siquiera si es que se acercan a precios de los que “se espera” aunque no se está seguro en qué posición quedarán.
Se intenta una deflación controlada pero no se sabe incidir sobre la vivienda, que es el auténtico motor de estos desajustes brutales. Se recortan sueldos, derechos, pero no se trabaja sobre los precios de la producción o de la vivienda congelada en los libros de contabilidad, pues los poderosos saben que pueden esperar. España no puede.
Los promotores de nuevas viviendas no se atreven a volver a edificar pues podrían invertir endeudándose al mismo tiempo que los bancos sacan a la venta viviendas a precios mucho más bajos de los que conocemos hasta ahora, con el ánimo de intentar limpiar sus contabilidades. Mientras los bancos sigan siendo los dueños de un gran pastel inmobiliario guardado en el almacén, no se reactivará la economía real, pues ni prestan, ni pueden prestar pues su contabilidad es falsa, ni se reactivará el mercado inmobiliario que ahora es una gran mentira. Nadie sabe lo que costará una vivienda dentro de 5 años. Podría ser que incluso si les sale bien a los bancos valga más que ahora O mucho menos. A eso juegan los bancos.