Es arriesgado convocar una huelga general pues la sociedad está muy cansada, ajada más bien de una clase política que no le hace creer en la sociedad. Pero no hay otra posibilidad, pues la reforma laboral es muy dura y representa un retroceso histórico en las normas laborales de España. Es responsabilidad de los sindicatos, de los trabajadores, de las fuerzas progresistas explicar muy bien los por qué y lo que supone estar callado admitiendo estas reformas brutales. No es nuestro presente lo que está en juego, sino nuestros futuro o incluso más, el de nuestros hijos.
En estas semanas nos jugamos varios años.