Me corrompo —un poco más— cuando leo decisiones políticas de algunos gestores que en estos momentos tan complicados, ni nos van ni nos vienen. Me da igual el color del partido o el tipo de gestión realizada o intentada. La gente de la calle solicita de rodilla que se le resuelvan SUS problemas, no que se intente resolver un asunto de menor nivel que ni nos va ni nos viene para seguir conservando el estado del bienestar. Los políticos deben estar para saber detectar qué necesita la gente de la calle, qué es lo urgente, lo importante y lo necesario en cada momento.
Por fin se está reconociendo que el aumento del desempleo no es culpa de Zapatero. Lo malo es que ahora no estamos diciendo que es culpa de Rajoy sino de la crisis. Zapatero no supo rodearse de buenos gladiadores de la política de crisis y eso es su gran pasivo político. La culpa era de Zapatero por ser el que tenía la obligación de elegir a los mejores, a los posibles, a los capaces. De momento a Mariano le va a suceder algo parecido, como no le salgan bien las reformas brutales que ha puesto en marcha. Eso de que los empresarios salgan ahora riéndose en todas las entrevistas me mosquea y molesta un riñón. A ellos salir riéndose les debe agradar, señal de que no están perdiendo tanto como dicen.