Sobre un 14% de las empresas españolas que existían antes de la crisis, han desaparecido con ella en estos 4 últimos años. Pero aquí el tamaño de la empresa SÍ importa. Si analizamos el tipo de empresa que ha tenido que despedir a trabajadores en estos años; el tamaño de la empresa en relación a la media europea; la productividad de este tipo de empresas en relación al mismo baremo de media europea (un 2,35% menos productiva que una empresa grande, contra un 1,82% en Europa); nos van señalando los datos por donde debemos mejorar nuestro tejido empresarial, desde luego alejado a reformas laborales que sobre todo ni inciden en cambiar nuestro tejido empresarial, ni en dotarle de mas formación y ni en lograr una productividad y fidelidad de más calidad entre sus trabajadores. Pero sigamos con más datos.
En el grupo de empresas de entre 25 y 49 trabajadores han tenido que cerrar un 27,3%. En el grupo de las microempresas entre 3 y 5 trabajadores han cerrado un 17%. Del grupo entre 6 y 9 ha cerrado un 21,4% de empresas. Y un 25% de las empresas entre 10 y 24 trabajadores. Las empresas con más de 1000 trabajadores en su plantilla solo han cerrado en un 0,2% y las que tiene entre 500 y 999 trabajadores un 5%.
Pero no hay que olvidar que en España casi el 99% de las empresas tienen menos de 50 trabajadores. O que el 81% del número total de empresas en España tienen menos de 3 trabajadores. Y que el 94% del total tienen menos de 10 trabajadores. Somos un país con muchas empresas pero muy pequeñas.
Los despidos en estos años se han producido en un 92% por empresas PYME, empresa que en excesivo número siguen comportamientos de empresa familiar en un 83% de los casos, aunque estas supongan más de un 70% del empleo actual.
Las PYMES son muy necesarias, son la base de nuestro tejido empresarial, pero deben modificarse en gran manera, no solo a costa de más facilidad para los despidos. Deben profesionalizarse más. Hay que cambiar el concepto de herencia entre sus dirigentes o propietarios, que tanto mal hace en la economía global de España, al faltar impulso y calidad en su gestión, que muchas veces es tratada como un activo de herencia sin mayores conocimientos. No hay que olvidar que hay una selección natural en muchos casos entre los hijos del propietario, que crea desigualdades básicas en la renovación generacional.
Hay sobre todo —y debemos ampliar más este concepto con más información— la decisión del autoempleo, de la creación de Cooperativas, de Sociedades Anónimas Laborales, de empresas donde los propios trabajadores sean los gestores y dueños.