Mariano Rajoy ha hecho de Rajoy en el discurso de investidura, para no defraudar a los que le admiran. Tras hora y media de discurso no ha dicho casi nada. Unas puntadas sin hilo por aquí, algunos apaños a descosidos viejos por allí, pero sin que cuadraran las cuentas. Sin subir impuestos y sin decir de donde se recorta en serio, no se puede pagar mucho de lo que se debe, señor Mariano.
Claro que lo cierto es que yo no hubiera dicho mucho más pues lo grave está por venir y no es cuestión de comprometerse a nada, aunque sea malo, por si hay que tomar decisiones "muy malas".
Lo dicho, marianista en estado puro. Para eso lo hemos elegido, ¿No?