La quinta Copa Davis la ha ganado España. Si, no ha sido Nadal, la ha ganado España a Argentina. Estamos como país, amedrentados, no sabemos trabajar en equipo, miramos más a las individualidades, a las partes y no a los conjuntos.
Yo soy aragonés y hago alarde de ello. Amo y defiendo Aragón por encima de cualquiera de sus individualidades. Por eso respeto y me rebelo contra el hecho de que no se contemple así a España, pues tras aragonés soy español y luego europeo. No sabemos defender a Aragón, no sabemos defender a España, no sabemos defender a Europa. En cambio nos alardeamos del éxito personal de alguien, que sin restarles valores, trabajan desde dentro en el equipo que intenta conseguir objetivos para “el grupo”.
Estamos compungidos con la sensación de que pertenecemos a un equipo débil, a incluso a un equipo perdedor y al que le gusta manipular sin rumbo claro. España es muy variada, federalmente muy distinta, históricamente es la suma de muchas sensibilidades. Acabar con esta realidad es un gran error que nos impide saber saborear el conjunto, pues hay más nacionalistas españoles que nacionalistas de cualquier otra territorialidad. Pero encima los nacionalistas españoles no son capaces de valorar el conjunto, la suma; a cambio de ensalzar a las individualidades, a las personas. A estar en contra de los que pensamos que los grupos son mucho más importantes que líderes, que se puede ser nacionalista aragonés sin odiar a España, como se puede ser francés o italiano sin odiar a los napolitanos, a los de Córcega o incluso a los españoles.
Que tenga que ser yo quien defienda aquí el sentido de España, su gran valor como grupo, como sociedad, como equipo de personas; tiene bemoles. Sobre todo y simplemente, por que no lo sé hacer bien.