10.12.11

Ejercicios de respiración contra la ansiedad y el estrés

La ansiedad, que se manifiesta la mayoría de las veces como una sensación de insatisfacción, agitación, inseguridad, miedo..., síntomas casi siempre sin causa aparente, puede ser de dos clases:
. Depresiva: cuando va asociada a cansancio, desinterés, ganas de llorar sin motivo aparente.
. Hiperactiva: cuando está acompañada de agitación y actividad frenética.

Casi siempre lleva asociados síntomas psicosomáticos o sensaciones físicas como taquicardia, sudoración, dolor en el pecho, colitis, problemas en la respiración y el típico nudo en la garganta, una sensación de que tienes algo en la garganta que te hace difícil respirar, hablar o comer. También puede haber insomnio, dificultad para concentrarse, desinterés sexual y cansancio. En otros casos una sensación de que se te abre la boca sin motivo, de que te llegan bostezos en cualquier momento.

Existen varias maneras de tratar el estrés, la ansiedad o el desaliento, pero una de las más sencillas y eficaces está al alcance de tu mano. Aprender a controlar la respiración, haciendo ejercicios de respiración controlados.
La respiración tiene unos sorprendentes poderes de recuperación y sanación.
Controlando la respiración se puede alterar nuestro estado mental del momento, relajándonos y obligándonos a pensar en otra cosa.
La respiración debe realizarse con calma, en convencimiento de que nos va ayudar a salir de la actual situación de angustia, de que sabemos controlarla, y así lograremos que sea completamente efectiva.

Para calmar la ansiedad puedes prolongar las exhalaciones. Respira profundamente pero luego ve soltando el aire poco a poco hasta que no quede nada en tus pulmones, vaciando incluso el aire desde el estómago, aguantando la expulsión de aire todo lo que puedas.

Para aliviar el cansancio puedes alargar las inhalaciones, aspirando el aire máximo que te permiten tus pulmones de una manera lenta pero muy profunda.

Para levantar el ánimo alicaído Iguala la duración de las inhalaciones y las exhalaciones de manera lenta pero muy profunda, dándote cuenta en todo momento de en qué fase de la respiración estás.

Estos ejercicios los puedes hacer durante 5 minutos o hasta que el cuerpo deje de sentirse a gusto con ellos. Es mucho mejor hacerlos en un ambiente agradable, con aire nuevo y limpio, y tras ellos realizar algunos movimientos o ejercicios de calentamiento del cuerpo tipo Pilates o similar.