Tras las pulseritas del Power Balance que se decía daban más equilibrio y fuerza y que produjo millones de euros de beneficios a sus creadores con el simple castigo de pocos miles de euros de multa por un producto que no servía para nada, aparece ahora el “collar cuántico”, con las mismas cualidades (falsas) que la famosa pulsera que se veía incluso en brazos de algunos médicos que se supone, deberían saber qué puede hacer ese producto en cada uno de nosotros. Si un producto sirve realmente para curar problemas de cualquier tipo, no aparece masivamente de repente y desaparece totalmente a los pocos meses del mercado. Son las propis personas que los compran los primeros que se dan cuenta que no sirven para nada.
Pero ahora se presentan como colgantes hechos con minerales seleccionados por «sus propiedades naturales curativas» y su capacidad para «aislar radiaciones» vulnerando todos los controles sanitarios en publicidad y comercialización, si realmente sirve como se indica para mejorar la salud física y mental de los consumidores que las emplean.
La empresa Q-Link, una de las que comercializan esta “cosa” asegura en su campaña promocional que el colgante ha sido «probado científicamente y usado por médicos destacados», así como que «los usuarios manifiestan haber experimentado más energía y enfoque mental, tranquilidad, mejor sueño, un aumento en el rendimiento deportivo y también protección contra los efectos de las frecuencias electromagnéticas generadas por teléfonos móviles y motores». No se queda atrás en su publicidad la compañía Cinco Estrellas, que afirma que después de su uso «inmediatamente se restaura el equilibrio eléctrico de nuestras células, promoviendo la curación natural y sin ningún tipo de efectos secundarios», a la vez «que se fortalece el sistema inmune, eliminando desechos y toxinas de todo nuestro».
Los milagros no existen, o al menos no existen de forma general para todos los que se pongan un colgante con una piedra.