Te tengo dicho que no me leas. Que utilizo la mentira pactada entre tú y yo a sabiendas que es ya mentira incluso antes de ser pensada. Ambos sabemos que sin mentira no es posible la literatura entretenida pues la vida real es aburrida y simplona y en literatura debemos todos sentirnos entretenidos.
No me leas pues soy predecible y mentiroso, soy incluso un poco fullero pues aprendí desde viejo a saltear con palabras duras e insultantes los párrafos aburridos para darles color, para convertirlos en atención falsa, para retenerte sobre ellos y distraer tu atención de las palabras vacías que los envuelven.
Te tengo dicho que no me leas y no me quieres hacer caso.