José Luis Rodríguez Zapatero está demostrando que no sabe ni perder, pues perder es retirarse, es dejar paso, es escuchar y tomar decisiones, es asumir y ponerse de responsable ante los que simplemente han recogido sus malas labranzas.
Zapatero debería haber convocado un Congreso Extraordinario para enero.
Zapatero debería haber dimitido como Secretario General del PSOE.
Zapatero debería haber aparecido junto a Rubalcaba en la noche electoral para explicar a todos los españoles cual era su impresión de una derrota, sufrida sobre todo por su labor al frente de la Presidencia.
Perder es complejo, pero toda persona con responsabilidad debe estar preparada para ganar y para perder en igualdad de capacidad. Y de dimitir cuando es necesario para el bien de la gestión que se realiza.
No fue Zapatero capaz de asumir la crisis mundial, todavía no la ha asumido, jope. No supo convocar elecciones anticipadas cuando debería. Pero sobre todo y por encima de todo, no supo organizar a su alrededor equipos de ministros y colaboradores capaces de resolver, de gestionar, de explicar, de incidir en Europa creando respeto.
Si de algo hay que señalar como negativo a Zapatero, sobre todas las demás decisiones, es por su nula capacidad para formar equipos a su vera, que gestionaran la España que en cada momento se ha ido encontrando. A veces con buenos políticos ha realizado malas delegaciones de gestión. A veces rodeándose de malos ministros. Otras dejando ir a buenos ministros. Otras dando cancha a boberías de complicada explicación con la que estaba cayendo entre los españoles.
Su gestión de los RR.HH. ha sido un desastre y lo sigue siendo.