La parada cardiaca implica irremediablemente la muerte pues el corazón —el motor— deja de funcionar y con ello, de bombear sangre a órganos y tejidos. Si esta situación persiste unos minutos, la persona muere. Pero si sabemos actuar en estos pocos minutos podemos evitar daños a órganos vitales, secuelas cerebrales posteriores y la muerte. No hay pulso, no se respira, no se mueven las articulaciones, no se reacciona al dolor provocado ni a la luz. El paciente no reacciona tampoco a la respiración del boca a boca. Si que es posible que en los primeros segundos haya tos, estertores y movimientos convulsos que cesan a los 10/15 segundos.
La parada cardiaca puede ocurrir en personas aparentemente sanas y niños, por lo que es importante estar previamente entrenados para saber cómo actuar. Nadie estamos a salvo de sufrir una parada cardiaca, aunque sin duda hay factores de riesgo, pero que no se nos olvide que cualquier persona puede sufrir una parada cardiaca incluso sin avisar antes. Ante una parada cardiaca, la persona perderá el conocimiento, se desmayará. Puede ocurrir sin un aviso previo, aunque en ocasiones la persona puede notar un dolor agudo en el pecho por una alteración en el ritmo cardíaco o un infarto.
Comprueba que la persona no te responde, sacúdelo ligeramente o dale palmadas en la cara. Incluso fuerte. Acerca tu cara a la suya, nota si está respirando, acercando tu oído a su boca. Si no responde a nada, no sientes su respiración, si ni oyes ningún sonido emitido por la persona que no responde, actúa de inmediato. Llama al servicio de emergencias, indica dónde te encuentras y la situación de falta de respuesta y de respiración y deja el teléfono en manos libres si estás solo. El personal de los servicios de emergencia pueden guiarte telefónicamente si no recuerdas qué hacer.
Deja a la persona boca arriba sobre el suelo.
Inicia las compresiones en el pecho: Aflójale la ropa, deja su pecho al descubierto y toca el esternón, notarás que es un hueso plano en el centro del pecho en forma de corbata corta que termina justo en donde terminan los pechos. Arrodíllate a su lado con tus piernas lo más cerca posible a su cuerpo. Coloca tus manos buscando el centro del pecho. Apoya tu mano levantando los dedos y sujetándolos con la otra. Debes tener los brazos rectos y la mano en el pecho sin moverla. Aprieta con fuerza hacia abajo usando la fuerza de tu cuerpo para ello, debes comprimir y hundir el pecho al menos 5 cm y dejarlo volver a su estado original sin separar las manos de la piel. Si no consigues una compresión en el pecho de unos 5 cm, puedes usar la inercia de tu propio cuerpo para aumentar la fuerza, balancéate ligeramente hacia delante y mantén los brazos rectos y las manos apoyadas en el centro del pecho, notarás que haces más fuerza. Hazlo rápido, sigue un ritmo en tu mente que te ayude a no perder el compás y no pares hasta que no llegue la ayuda sanitaria o si finalmente responde el enfermo y recupera el conocimiento. Es posible es estas maniobras de reanimación, fracturar algunas costillas del paciente. No es grave, comparado con lo que se puede conseguir.
En casos de parada cardíaca sobrevenida por enfermedades graves o terminales, hay que saber qué ha dejado dicho el enfermo sobre esta situación, pues en muchos países se permite que el enfermo haya solicitado que en estos casos no se les reanime y simplemente se les aplique tratamientos paliativos.
Mucho cuidado con los niños. En el caso de que ocurra en un niño, valora el tamaño de su pecho y usa una sola mano para hacer las compresiones. Si es un bebé, dos dedos, el índice y el medio en el centro de su pecho entre sus pezones y bajarlo unos 2 cm.
Enlaces de interés:
- Cursos de reanimación cardiopulmonar organizados por emergencias112.net
- Proyecto Salvar 1 Vida de la Fundación Española del Corazón.
Ayúdanos a Salvar 1 Vida, un vídeo realizado por médicos, enfermeros y técnicos en emergencias con información vital. Gracias a Esther Gorjón por realizarlo y compartirlo.