Es posible que tenga con sus hijos problemas con ciertos alimentos, incluso que sean niños difíciles que no desean comer fácilmente en ninguna condición. Es algo habitual en todas las casas con niños pequeños. Pero se debe consumir verdura y legumbres varias veces a la semana y es complicado convencerles de sus efectos positivos, sobre todo con las verduras de color verde.
Un pequeño truco es intentar que el niño participe en el proceso de compra y de preparación en la cocina de los alimentos. Imaginemos unas judías verdes. Acudamos un día en concreto con el hijo a comprar exclusivamente esta verdura, y una vez en casa limpiemos la verdura con él, dependiendo de la edad con cuchillo o a mano y demos la oportunidad de que sea él quien la cocine, controle el tiempo de cocción y vea la transformación de una verdura en un alimento.
Una vez cocida ofrézcale tres oportunidades de tomarla en el plato. Refritas con ajos. Con aceite crudo y unas gotas de vinagre. O con un poco de tomate frito por encima. O incluso por qué no, dígale de hacer ese día una cata de judías verdes con dos posibilidades de presentación.
El niño entenderá la alimentación de otra manera, más participativa. Y esta misma idea puede servir para algunas legumbres, arroces, puré, pescado, sopas. Poco a poco verá como ser participativo sirve para comer más y mejor, y sobre todo sin tantos nervios.
Por cierto con os puré de verdura verde, añada zanahoria que conseguirá un sabor final algo más dulce y no olvide de colar para que no tenga trocitos que muchas vces producen asco a los niños.