Existe ilusión por una convergencia —de momento electoral— entre CHA e IU en Aragón, lógica al momento crudo y duro que estamos viviendo. Y esta ilusión se ha trasladado a las bases de ambos partidos y a sus equipos directivos que ya se pusieron a trabajar muy en serio para buscar maneras de alcanzar acuerdos.
Pero ayer en una reunión de las Mesas de Convergencia de Aragón, patrocinadoras de alguna forma de estas sinergias entre partidos de la izquierda aragonesa, pusieron encima de la mesa una realidad que nadie debemos olvidar. La necesidad de que CHA no pierda su identidad.
CHA es para Aragón algo más que una organización política que se puede agrupar, fusionar, absorber, remodelar para ser capaz de formar grupos con otros partidos. CHA es la única referencia que tiene Aragón para representarle como referencia de la izquierda nacionalista. Sin olvidar nunca, que nacionalista no tiene nada que ver con separatista o con disgregador de territorios. Ser nacionalista en el siglo XXI es amar y defender tu territorio como elemento básico para la convivencia, al igual que cada uno de nosotros defendemos nuestro hogar por encima de nuestro edificio, calle o barrio. No es simplismo, es pedagogía simple, que es otra cosa distinta. Lo que no impide otras maneras de pensar.
CHA debe seguir siendo referente en Aragón de lo que ya representa, y perder su identidad es propiciar la creación de otro referente similar pero con otro nombre. Los numerosos militantes de CHA creen en Aragón, creen sobre todo en la necesidad de defender nuestra tierra. Siendo a la vez progresistas de diversa factura, pues además de ser internamente muy plurales saben sumar por Aragón, aunque algunas veces no lo parezca desde fuera dada su particular manera de entender la democracia interna.
CHA interesa por lo que representa, pero se olvidan que su gran valor para Aragón es la suma de lo que representa más el trabajo de sus numerosos militantes implicados. Trabajo que se ve en pueblos, barrios u organizaciones sociales de todo tipo, anteponiendo casi siempre su trabajo social al de su militancia en CHA.
Aragón necesita una unión fuerte de las fuerzas progresistas de verdad, como lo necesita España. Pero sin restar nunca, sino sumando fuerzas y sinergias. Sin perder identidades necesarias y si acaso apoyando trabajo de personas para mejorar calidades de vida de otras personas. A Aragón le interesa una unión de las fuerzas progresistas, pero más todavía que siga viva y funcionando con fuerza la llama del aragonesismo de izquierdas, referente y germen de su futuro. Sin esta referencia, Aragón todavía sería más pobre y olvidada. ¿Es eso lo que queremos para Aragón?