No se sabe, nadie puede intuir, en qué acabaré el movimiento de indignados. Puede que quede en nada —algo que yo no creo—, o que sea capaz de lograr un cambio de régimen social, político y económico en un mundo globalizado —algo que también dudo de momento, pues veo necesidades en el movimiento que ellos mismos no desean crear— o puede que se conviertan en un movimiento de cabreados que muchas ganas de actuar puntualmente y que se transformen en un problema más ante una sociedad que se adapta a soportar todo tipo de problemas convirtiéndolos en veniales pero no en graves.
La capacidad de absorción de los poderes sociales, para minimizar todo lo que le molesta es tremenda. En el 15M de este 2011 estuvimos a punto de lograr que el movimiento indignado se convirtiera en crónico. Sería el gran error del movimiento 15M, hoy 15O.
No estamos hablando de una manifestación que entendamos todos como inevitable. Estamos hablando de un momento crítico que hay que resolver y canalizar y para ello muchos debemos tomar buena nota y realizar cambios.