Ayer me enteré que un joven conocido de la familia no leía nunca. Que existían jóvenes que nunca habían leído nada que no fuera los textos escolares, los libros del colegio. Este concepto de analfabetos de uso, no llego a comprenderlo bien, pero existen. Y no estoy hablando de una persona con malos resultados académicos, pues terminó su bachiller e hizo una Formación Profesional de Grado Superior.
En su casa no hay un libro ni se compran revistas o periódicos. Sus padres nunca han leído y su hermana tampoco. No consumen ni siquiera comic, la lectura básica que ayuda a crear lectores de libros, cuando de niño se empieza a consumir papel impreso.
Si se le pregunta, simplemente la respuesta es vaga y primitiva. No le gusta leer. Sin duda la importancia de los padres es fundamental en este problema. Una vez que se madura ya es imposible casi, retomar la costumbre básica de leer, de seguir formándose, de crecer en conocimientos, de estar informado. Ven la televisión, pero no logran entender las noticias pues les parecen aburridas, absurdas, inútiles. El mundo que les rodea es menos importante, no interactúan con él, no les importa qué le está sucediendo a todo lo que les envuelve en la vida.
Curiosamente tienen internet y no lo usa. Con sus 23 años no conoce las redes sociales ni tiene correo electrónico. Puede parecer increible pero es cierto. En el ordenador juega y el poco uso de internet es para seguir jugando.
Leer es algo más que una necesidad. Es casi un vicio, una decisión para disfrutar más de todo lo que sucede a nuestro alrededor. Para muchos de nosotros, leer es vida y escribir alimento, pero todavía es posible encontrar personas que simplemente no leen por que no les gusta. ¡Buff!