Tal vez todos soñamos muchas veces con una isla desierta, una isla única en donde estemos solos, casi abandonados. Ayer escuché a una joven actriz de teatro y cine comentar que en una ocasión se encerró 48 horas en un wc para sentir la soledad de un espacio pequeño y aburrido, cerrado y abandonado. No dijo a nadie que estaba allí encerrada, se despojó de teléfonos y se procuró comida para esos dos días. Era sentirse encerrada en un espacio pequeño, provista solo de una libreta para ir apuntando sus sensaciones. La claustrofobia era uno de sus retos, el no tener ventana otro de ellos, el no desear contacto con el exterior y la sensación de abandono y vacío el último. La incomodidad del lugar húmedo y pequeño un añadido.
Todos tal vez, deseamos más de una vez estar abandonados, perdidos en un lugar desamparado y sobre todo estar solos. Tal vez así nos reencontremos con más seguridad en nosotros mismos. Tal vez así, uno o una se conozca un poco mejor. Dos días dan para mucho, y es muy sencillo probarlo. ¿Te apuntas?