Zapatero ha firmado la disolución de las Cortes en lo que ha sido sin duda la legislatura más complicada e ineficaz desde la instauración de la democracia en España. Es cierto que la crisis nos ha afectado brutalmente como lo es también que la gestión de la misma ha sido nefasta, ha supuesto recortes sociales imposibles de entender y menos viniendo desde presuntos socialistas y ha tirado por tierra la poca ideología que tenía un PSOE que ahora recogerá los fracasos y se tendrá que replantear muchas cosas si quiere seguir vivo.
Nada les ha salido bien y todos estamos pagando los errores, la lentitud en detectar los problemas, que han llevado a España desde la posición de ser el 8º país del mundo hasta el 15º, una bajada dolorosa que costará muchos años remontar, lastrados por un desempleo brutal y una sociedad herida en su formación, en su calidad humana, en su desafección social.
A partir de ahora toca ir construyendo nuevas maneras de hacer política, sobre todo desde las fuerzas progresistas, pero mucho me temo que no va a ser nada sencillo. A las luces de una posible unión en el trabajo de IU y CHA en Aragón se une en el mar de la confusión una posible unión de ICV con Equo a nivel estatal sin contar con IU. Otra vez cayendo la izquierda en su gran error de no ser capaz de unir y sí de dividir. De esta pelea no saldrá nada bueno, como no saldrá del decaimiento brutal del PSOE tras el 20N, con un Congreso extraordinario en donde tendrá que encontrar un nuevo Secretario General: joven y novedoso o de transición para un par de años, pues sabe que tendrá que atravesar un desierto de al menos 8 años que le va a resultar muy doloroso.
El poder del PP va a ser el más grande nunca obtenido en España desde la transición por una única formación política, y quedan las dudas del cómo será utilizado para asentar sus ideologías con la mirada puesta en o volver a perder como en el año 2004, por poco y sin preverlo. Vamos a perder libertades y además sin que lo parezca.