Tras la reforma de la Constitución solicitada e imponiéndose desde los mercados especuladores sobre la política como muy bien dice hoy Iñaki Gabilondo en su vuelta a Internet, nadie sabe cual será la próxima petición, más bien exigencia, de estos entes nada democráticos, que son los que nos están marcando el futuro y el camino, por la bobería de unos gestores políticos que están abandonando su obligación de gestionar desde la decisiones políticas, para hacerlos desde la obediencia a unos economistas del beneficio.
¿Alguien se imagina que los militares españoles, europeos o americanos presionaran con la misma fuerza a España y se les obedeciera por parte del Gobierno? ¿alguien puede entender que exista un organismo de cualquier tipo, ajeno a la política democrática, que nos obligue a cambiar el Código Civil o Penal, las leyes ya aprobadas? ¿quién manda en esos entes que obligan a los poderes democráticos? ¿quién elije a los que ordenan cambiar leyes tan importantes como las Constituciones?
Que Zapatero, con urgencia, saltándose todos los planteamientos lógicos, reforma la Constitución, es un absurdo, por buscar una palabra sencilla. Pero que le aplaudan todos los socialistas de su partido, en vísperas de un periodo electoral es un síntoma de hacia donde nos estamos dirigiendo. Y es muy doloroso ver la meta que hay al final del camino.