Hay decenas de ellos y son en realidad pequeñas viviendas en donde duermen y tienen su hogar personas solas que los emplean para sobrevivir.
Son los pequeños afortunados, dentro de la extrema pobreza de muchos de ellos, pues cientos o miles tienen que dormir en la calle sin cobertura ninguna, a la intemperie total, tumbados en jardines o en las aceras para poder dormir.
Son los pequeños afortunados, dentro de la extrema pobreza de muchos de ellos, pues cientos o miles tienen que dormir en la calle sin cobertura ninguna, a la intemperie total, tumbados en jardines o en las aceras para poder dormir.
Situación que por desgracia se empieza a ver también en algunos países occidentales. Al menos los que tienen la suerte de disponer de un cajón gris como el de la imagen, se libran de las lluvias o del frío.
Imagen cortesía de la cooperante aragonesa, Laura Pueyo