Es habitual que alguien en una conversación importante (o no tanto) te intente manipular, rebajando tu autoestima. Es una manera de intentar subirse encima de tu pensamiento para vencerte. Nunca te dejes, defiéndete. Él te intentará llevar a su terreno dialéctico pero debes mantener la calma y tu propia manera de pensar.
Si te ablandas ante sus propósitos de manipulación, es posible que consigas parte de tus objetivos a cambio, pero no lograrás vencer ni te sentirás bien cuando la pelea verbal acabe. Siempre te preguntarás si era tu actitud, la más inteligente.
Di en alto que tú crees en lo que acabas de decir y defender, y remarca lo que os diferencia para no dejar dudas sobre los puntos del conflicto y para que tú seas más capaz de defender los tuyos una vez que ya los has puesto encima de la mesa del diálogo.
No temas dejar claro desde un punto de la conversación cuales son tus puntos de vista y que los defenderás con fuerza, para que el contrincante verbal sepa que no tendrá tan fácil intentar manipularte y darte migajas a cambio de que al final apruebes sus posiciones en el diálogo. Avísale sin descaro pero con contundencia que realmente estás viendo, que a él le gustaría que tú cambiaras de posición, de opinión, pero que lo tienes muy claro.
El hecho de etiquetar tus pensamientos en voz alta te mantendrá más alerta y enmarcará claramente tus pensamientos de los que ya no te saldrás en toda la conversación.