Esta crisis económica la salvarían los extraterrestres si nos invadieran.
Y lo dice con conocimiento social de la causa y efecto que tienen las grandes catástrofes sobre las economías mundiales.
Si analizamos la manera de la que el mundo salió de la recesión de 1929 vemos que el crecimiento del nazismo en Europa y su posterior Guerra Mundial propició que la gente se pusiera a trabajar duro y a mover los mecanismos de la economía a costa de creer en una meta común de ir contra un enemigo común.
Dice Paul Krugman que si lográramos convencer al mundo mundial, de mentiras con sistemas parecidos a los de La Guerra de los Mundos de Orson Welles, en menos de dos años saldríamos definitivamente de esta pesada losa que amenaza con reproducirse, según vamos saliendo de una para meternos en otra. Insiste Paul Krugman en que necesitamos un estímulo económico, incluso falso, pues de lo que se trata es de reactivar la economía como sea, ya que en la actual situación y pesándonos la deuda pública como una enorme losa sin poder calcular su peso real, no lograremos hacernos creer (a nadie) que somos capaces de resolver el problema económico.
Necesitamos pues un problema “mayor” para convertir en “problema menor” la actual situación de desempleo e inactividad económica y deuda. Nos pondríamos a trabajar industrialmente en tanques, naves voladoras o cohetes de incierto uso, pero nos pondríamos a trabajar y a crear “cosas”. Fabricaríamos sótanos anti nucleares a destajo, puentes de plástico que no se pudieran hundir, pastillas baratas contra el dolor, trajes ante bacterias y sobres de sopa. Nos pondríamos a trabajar aunque fuera para “nada”.
Yo os lo juro, ayer mismo ya vi unas naves curiosas y brillantes atravesando el Ebro a su paso por Zaragoza en dirección a Italia. Eran enormes, con cuernos y lanzaban chispas peligrosísimas. Tal vez deberíamos creérnoslo todos, por si acaso tiene razón Paul Krugman.
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