Se les puede ver por la calle Preciados de Madrid tocando estos instrumentos curiosos pero que producen una música simpática, potente y novedosa.
Viven la música que no es lo mismo que decir que pueden vivir “de” la música, por mucho que alegren el ambiente, la calle, el paseo ciudadano de los que circulamos por la zona.
¿Alguna vez podrán cobrar los músicos callejeros una cantidad de los poderes públicos pertinentes, para que trabajen en la ambientación del paseo?
Es una mala praxis cuando no hay dineros para nada, pero todo es solicitarlo por algunos locos bajitos.
¿Pagaríamos algo por escucharlos?, ¿y por qué no lo hacemos ya, ahora? No son tiempos para la lírica, ni aun gratuita.