Tras los bárbaros disturbios de Londres, la pregunta que todos nos deberíamos hacer es : ¿por qué?. Pero no tanto para saber los motivos de la indignación, cuya respuesta es muy sencilla de encontrar, como para encontrar la respuesta al volumen de la violencia, a la salvajada de la respuesta social ante los problemas que son globalizados en la sociedad occidental por la crisis. Aunque habría que añadir otra pregunta más: ¿por qué no antes?
¿Qué hemos hecho mal para que los jóvenes, incluso desde los 13 años, respondan con tanta violencia, pillaje, destrozo, contra todo lo que es público?
Creo que la educación es le respuesta. Educación que hemos olvidado. Educación básica y fundamental en una edad muy importante. Pero educación no es solo más matemáticas o geografía —aunque también—, es sobre todo respeto, deseos de esforzarse, poner en valor el futuro y el trabajo de cada uno, valorar lo que ya hemos conseguido entre todos. Pero lo terriblemente curioso es que detectamos ahora que hemos fallado en asuntos educativos. ¿Hemos tenido que esperar a esto para que algunos políticos se den cuenta del valor de la educación, de esa educación pública a la que hemos restado posibilidades?
El actual sistema, la sociedad que tenemos es producto de muchos de nosotros, que mejor o peor hemos construido un sistema que sirve para estar tristemente mucho mejor que la inmensa mayoría de ciudadanos de este mundo globalizado. Nos puede parecer nuestro sistema malo y escaso. Nos debe parecer herido y con graves fallos. Pero destruir lo conseguido no es el camino correcto. Si derribamos lo que ya tenemos, aun siendo débil y fracasado en su futuro, sin haber construido antes las bases de “lo nuevo” nos podemos quedar sin nada.
Que no nos queda duda de que todavía podemos estar MUCHO PEOR.