Felipe González, animal político en excedencia, avisa al menos dos veces en público y en poco tiempo, que a él, este PSOE de Zapatero no le encanta, que a él no le simpatiza este PSOE aunque lo respeta y espera. Pero espera como espectador, pues está más desencantado de la política que los propios socialistas de calle.
Ha reflexionado en voz alta sobre la poca felicidad que le genera hoy en día que le digan que el socialismo europeo puede ganar en Francia y extenderse en Alemania, ya que, lo desconcertante radica en la escasez de propuestas y en el problema de la desgobernanza económica a nivel comunitario.
Felipe González era un hombre diseñado a sí mismo para gobernar Europa, pertenece a una generación de políticos y no de técnicos, con garra y poderío a la hora de anticipar la política histórica sobre la técnica del momento.
No está contento con los devenires de la política actual pues ve mucha mediocridad, pocas ganas de resolver con fuerza y contundencia los problemas, aun a riesgo incluso de equivocarse. Nada es peor en estos momentos que la ambigüedad y la grisura mental, pues la aprovechan los cuervos financieros para hacer sus grandes negocios y las políticas de medio pelo para afianzar su país por encima de los que no tienes rasmia para dar puñetazos en la mesa.
No está contento con los devenires de la política actual pues ve mucha mediocridad, pocas ganas de resolver con fuerza y contundencia los problemas, aun a riesgo incluso de equivocarse. Nada es peor en estos momentos que la ambigüedad y la grisura mental, pues la aprovechan los cuervos financieros para hacer sus grandes negocios y las políticas de medio pelo para afianzar su país por encima de los que no tienes rasmia para dar puñetazos en la mesa.