El abogado del asesino de Oslo, Geir Lippestad, en sus declaraciones últimas, casi justifica los atroces crímenes políticos del ultraderechista al afirmar que… “él cree que sus acciones fueron atroces, pero que en su mente eran necesarias" en unas apreciaciones que viniendo de otro ultraderechista, suenan a jodidas. Mató a 85 jóvenes, algunos casi niños, simplemente por sus ideas políticas incipientes, ¿necesarias dice el asqueroso asesino y las propaga su abogado?
Dar el paso que media entre pensar de forma xenófoba a convertirte en asesino no es tan inmenso, por mucho que lo parezca. Sus ideas atroces con otros eres humanos, como no encuentran solución entre los que gobiernan, se van pudriendo en sus mentes enfermas.
Lo ha dejado por escrito muy claro. Los que no son rubios, altos, guapos y bebedores de cerveza, molestan a los que se creen los elegidos de su dios para gobernar este santo mundo. Odian a los árabes, curiosamente solo a los pobres, a los inmigrantes pero curiosamente no a sus propios emigrantes que se van a estudiar o trabajar a otros países como EEUU, a los que les suenan a diferentes.
Estas ideas hay que vigilarlas, como hay que ser más inteligentes a la hora de detectar que alguien compra balas rompedoras, prohibidas en la guerras, y que nadie detecte este hecho. O que se compren dos toneladas de fertilizantes por alguien que escribe 1500 páginas xenófobas y las deje en Internet a la vista de todos. No hay que ser muy listo para saber para qué se puede utilizar también el fertilizante de determinada clase.
Un tipo que aunque perteneció al conservador Partido del Progreso (FrP) similar al PP español (segundo partido en importancia en Noruega) y que llegó a ser un responsable de una agrupación (que abandonó por liberal), es un asesino que ya fue detenido en 2001 por posesión de armas y explosivos y que debería tener una cierta vigilancia policial. Quiero pensar que en España esto no hubiera sucedido así, pues por desgracia aquí sabemos bastante más de los peligros del terrorismo diverso.