Se insiste en el error de IU ante la decisión de no apoyar al PSOE en Extremadura, sin hacer un esfuerzo por entender a los extremeños que siendo militantes de IU han tenido que sufrir, en sus pueblos sobre todo, los abusos de poder de unos gobiernos socialistas de todo tipo, que los han ninguneado y en muchos casos intentado absorber con malas artes.
Otro análisis es si esto es bueno o no para IU a nivel estatal, que previsiblemente es malo. Pero la respuesta de los militantes extremeños de IU es la lógica tras tener que aguantar muchos años el trato despectivo de los socialistas.
Algo que por cierto no se ha dado solo en Extremadura, sino también por poner un ejemplo en Aragón hacia Chunta Aragonesista.
La inteligencia política de los socialistas ha brillado por su ausencia en estos años, cuando se han creído los únicos poseedores de la verdad progresista en España.
El declive del PSOE es evidente y la duda es si sabrá levantar el vuelo o si por el contrario la caída es más seria de lo que parece —aun— y van a surgir nuevas fuerzas en la izquierda que ocuparán su espacio social.
Cuando Felipe González cayó del Gobierno, no lo hizo con tanto estrépito, aunque si con muchas ganas por parte de la sociedad que anhelaba un gobierno popular. Y no había en la calle una petición indignada de reencontrar nuevas fórmulas de representación política en las instituciones españolas. Esto es diferente a entonces, como lo es la debacle del poder socialista en todas las instituciones o la percepción de que estamos ante un cambio de sistema social global a muchos países occidentales.
No es pues un paso atrás de IU, no es una pinza pues no existen acuerdos programáticos ni de estrategia entre el PP e IU; no es más que un castigo hacia comportamientos poco inteligentes con los vecinos de ideología. Otra cosa es que sea inteligente o no lo que hace IU para dejar que gobierno en franca minoría el PP, que se frota las manos.