Que nadie piense que el movimiento del 15M es un acto reflejo de una juventud simplemente cabreada. Es el movimiento lógico de una sociedad que no ve futuro delante de su camino.
No es una parte de la sociedad por tramos de edad, es una parte de la sociedad por injusticia social. No es un movimiento con fecha de caducidad, es un movimiento que se irá moviendo y transformando.
Si los que tienen la responsabilidad de gestionar lo público no escuchan, se encontrarán con un problema crecido que cada fecha que pase en vacío será más complejo de resolver, pues se irán acumulando las reformas incluso de manera contradictoria e imposible. Se necesita dar cauce de aliviadero a la gran marea de indignados, buscar o crear líderes con los que sentarse a escuchar, no tanto a negociar como a escuchar. Es un movimiento pacífico al que no será fácil engañar, pero menos todavía convencer de que sin nada, se deben volver a su oficina del Inem.