Mezclar datos reales con ficticios a la hora de escribir novela es complicado para no caer en problemas de identidad entre los personajes y las personas; entre los cargos y las carguitos inventados.
Estoy escribiendo una novela con datos históricos mezclados con otros falsos, lo que la convierten en una pequeña bomba que tendré que avisar, pues ni todo es mentira ni todo verdad. Se basa en mi ciudad, con datos reales de calles, iglesias e incluso cargos de aquel entonces, pero con sucesos inventados que convierten en ,malos a los que posiblemente fueran buenos. Y aun que los nombres son falsos, podría encontrarme con algunos problemas legales si se publicara tal cual. A la hora de crear ficción hay que tener cuidado con las acusaciones ficticias, pues se pueden confundir con presuntos ensayos y tener que dar excesivas explicaciones, que no se merece la obra.
Hay que estar documentado, incluso muy documentado, pero a la hora de mentir hay que dejarlo muy claro, incluso hasta lo contrario de lo real, para no crear confusiones entre los presuntos o posibles afectado.
Si relatamos que el Gobernador Civil de una provincia en 1963, cometió un adulterio con una presa jovencita, hay que estar muy seguro de retratarlo completamente distinto a su real fisionomía, o incluso añadirle algunos detalles imposibles. Si era alto debemos reflejarlo rechoncho y bajito, elegante si era un desustanciado, con fama de jugador empedernido si era religioso de misa diaria (aunque aquí, igual no es incompatible) y sexualmente activo si era…, mejor cuida mucho los detalles del retrato, para que no se confundan, anda. Ten cuidado.