Creo que el problema de los países árabes es tan complejo que no se debe escribir sobre ellos sin antes no haberse leído al menos una docena de libros de muy diferente pelaje. Cuando la religión impregna el ambiente la razón tiene poca razón pues está viciada también. Se mezclan las ideas con los símbolos, las adoraciones con las promesas, los cielos con las vírgenes, los colores con las témporas.
Rezar sabemos todos, lo que cambia es la forma y el destino, y me atrevería a decir más. Todos los Profesas han insistido en la NO violencia, en el amor, en la paz. Pero todos los jefecillos de los seguidores profundos se saltan a la torera estos mensajes. No hay mucho cambios entre religiones, si acaso en las vestimentas, en los cuadros que envuelven.
Si malo es pensar y decidir eligiendo el mal, peor es todavía no pensar y decidir que lo mejor es obedecer. Y vamos camino de conseguir adeptos al precio de su libertad, convencidos de que sobre religión no hay tonos grises ni de colores, todo es blanco o negro, cielo o infierno, buenos o malos.
¿Y si de verdad existiera Dios y estuviera tomando buena nota de lo mal que lo están haciendo los religiosos de todo tipo y pelaje?